jueves, 30 de octubre de 2008

La gran borrachera


En la entrada que hice en el día de ayer en este blog, en el que relataba el desplume que me hicieron jugando al "julepe"del dinero que tenía para pasar las fiestas de mi pueblo, parece ser que algún familiar quedó un tanto extrañado/a de semejante desliz.

Para desmontar el posible enaltecimiento que alguien pueda hacer de mi comportamiento en todas las etapas de mi ya larga vida, a continuación voy a exponer otro traspiés, que como no, también me sucedió en compañía de mi amigo Currito, que lo citaba en la entrada anterior.

El día de San Rafael, casi con toda seguridad del año 1942, cometí otro de los tropezones de los que estuve, y estoy, más arrepentido de cuántos haya podido llevar a cabo, principalmente por el final que tuvo.

Como explicaba ayer, mi amigo Currito, como es lógico se llamaba Francisco, cuya onomástica se celebraba, y se sigue celebrando, el día 4 de octubre. La entrañable amistad que nos unía, una de sus consecuencias, era el que nos invitábamos mutuamente con cargo a nuestros propios bolsillos, él a mí, y yo a él, en el día de nuestros respectivos santos. Así, como el suyo se celebraba veinte días antes que el mío, a él correspondía la primera invitación. Su onomástica como no cayera en domingo no se consideraba festivo en mi pueblo. Como dije antes, casi seguro fue el día de San Francisco de 1942, después de estar con su novia a la que visitaba todas las noches que le era posible, nos juntamos en el Casino del pueblo donde me invitó a todo que a mi se me apetecía, que era generalmente alguna copita de vino bueno, sus tapas correspondientes y finalmente algún café acompañado de algún dulce. Y llegó el día de San Rafael, patrón de la localidad y por tanto fiesta a lo grande. Esto de fiesta a lo grande, era ir a Misa Mayor, por la tarde al paseo y por la noche al baile. En tan gran solemnidad, mi amigo Paco estuvo todo el día junto a su novia, a la que acompañó hasta su casa, después de terminado el baile. Serían entre las tres y cuatro de la madrugada, cuando regresó por el casino donde yo me encontraba en disposición de marcharme a mi domicilio. En nuestro trato personal para dirigirnos el uno al otro nos tratábamos de "pariente". Dado a que no habíamos estado juntos ni un solo momento en todo el día, yo no tuve oportunidad de invitarlo, por lo que cuando llegó hasta mí, darme la mano y felicitarme, me dice: "Se ha pasado tu santo y no me has invitado". Le contesté "Estamos a tiempo. ¿Qué quieres tomar?", y me dice: "un vaso de vino". Extrañado por pedir un vaso de vino a aquellas horas, me dijo que es que no había cenado todavía. Pido dos vasos de vino del bueno, nos lo tomamos y dice mi amigo Paco: "¡ahora nos vamos a tomar dos cada uno!"

Consumidos éstos, digo yo: "Ahora cuatro cada uno". Y después, ya un poco caliente por lo consumido, pido una botella y un embudo y le digo: "Échame con la botella por el embudo" y no sé lo que llegué a consumir. Después de ésto, perdí la noción del tiempo y hasta de la existencia. Según me dijeron al día siguiente, me dio por decir que íbamos a llamar al Cura y que se levantara para el Rosario de la Aurora, que nunca pude saber porqué me dio por ahí. Al final hubieron de llevarme a mi casa entre mi amigo Paco y otros dos o tres amigos.

Llamaron a la puerta de mi casa, se levantó mi padre y cuando me vio en el estado que llegaba, lo recuerdo como si fuera ahora mismo, y fue lo primero que llegué a percibir, me dijo lo siguiente: "A ti no te da vergüenza que tengan que traerte a tu casa en este estado". Esta fue la reprensión más dura que mi padre me hizo desde que fui un adolescente. Esto me estuvo doliendo y aún me sigue, durante toda la vida. Como hice con la pérdida del dinero jugando al julepe, me prometí que jamás mi padre tendría que volver a llamarme la atención por hecho semejante. Cumplido hube hasta hoy. Aprender de los errores y sacar consecuencias, creo ha sido lo mas positivo que haya podido hacer durante todo el discurrir de mi existencia, en cuanto a mi comportamiento personal se refiere. Éstos tropiezos, en mí por lo menos, siempre sucedían de una forma impensada, y sí, por esos sin sentidos de la vida.

Si con estos comportamientos, alguien ve mermadas las consideraciones que tuviera de mí, lo siento por ellos y les pido perdón. Y como dicen los niños, prometo que no volveré a hacerlo más.


miércoles, 29 de octubre de 2008

Día de los juegos de azar


Esta mañana he escuchado en la radio que hoy se celebra el día de los juegos de azar. A este respecto y volviendo la vista atrás, más de SESENTA Y CINCO AÑOS, voy a confesar un caso a mí sucedido, allá por los primeros días del mes de mayo de 1943.

Sobre los últimos días del mes de Marzo, o en los primeros de abril del citado año 1943, mi padre contrató un trabajo de desmonte en el denominado "Cerro Martín", muy cerca del caserío de Pedrique. El propietario de esta finca era primo hermano de mi padre y el mismo que llevaba en arrendamiento de La Calera, donde yo había terminado en la molina unos días antes.

En la faena de desmonte mencionado, que realicé yo, con la ayuda de mis hermanos Cesáreo y Antonio, ellos todavía niños, y muy particularmente el último referido que aún no había cumplido los 13 años. Primero por la buena contratación que había hecho mi padre, y luego por lo mucho que trabajamos nosotros, el caso es que en un mes aproximadamente, conseguimos aportar a la casa una importante cantidad de dinero, dicho sea en términos de lo que para una humilde familia suponía en aquellas fechas, cantidad importante.

Las fiestas de mi pueblo se celebraban en aquellos tiempos durante los días, 7, 8 y 9 de mayo. A la vista de hallarnos a las puertas de la "Feria" como nosotros la llamábamos, mi madre, a quien se entregaba todo el dinero que ganábamos en el trabajo, fue muy generosa conmigo y me recompensó, con una cantidad, que aunque no recuerdo con exactitud, podía estar entre las 150 ó 200 pesetas, de aquellas fechas, cuando los jornales no solían llegar a las diez pesetas diarias.

Con semejante cantidad en mi poder, yo me prometía las mejor feria de toda mi vida y permitirme ciertos dispendios que hasta entonces nunca me había sido posible. De la cantidad que me entregó mi madre, creo que aquel mismo día, deje en mi casa la mayor parte, pero me llevé consigo otra relativamente importante para lo que jamás había dispuesto, y también para darme cierta importancia con los amigos. Lo que hasta entonces nunca había hecho cuando salía después de cenar, aquella noche me sume a una mesa donde varios conocidos jugaban una partida al "JULEPE". Mi poca destreza en el juego, pese a que no es muy dificultoso, y la mala suerte que tuve en el reparto de las cartas en cada partida, me desplumaron totalmente de todo el dinero que había llevado consigo. Encorajinado por el resultado, a la noche siguiente volví con la casi totalidad del dinero que me quedaba a fin de poder resarcirme de lo perdido la noche anterior y castigar con ello a los que se habían llevado mi dinero. El resultado de la segunda noche fue mas dramático que el de la primera, puesto que como llevaba una mayor cantidad de dinero, mayor fue la pérdida, dado que como hay un celebre dicho, "fui a por lana y salí trasquilado", dejándome si un céntimo de lo que saque de mi fondo.

De pensar que iba a pasar la mejor feria de mi vida, se convirtió en todo lo contrario, debido a que el resto de dinero que me quedó, no me permitía ni siquiera pagar la entrada a la caseta de baile para las tres noches.

Totalmente amargado, hube de confesarle mi descalabro a mi más íntimo amigo entonces, Francisco Fernández Campoy, "Currito", fallecido hace tres o cuatro años y dado a sus posibilidades, me fue socorriendo con varios préstamos, la mayoría de los cuales no quiso cobrarme después, y así pude echar atrás aquellas nefastas fiestas, más que nada por el deshonor de tener que haberlo hecho con la conmiseración de mi amigo Currito y mi mala cabeza de haber perdido en las dos noches de partidas al "Julepe", lo que mi madre tan generosamente me había entregado y lo que nunca llego a saber, fue el destino que le dí.

Aquella noche, la segunda de mi desplume, me hice el juramento de no volver a jugar más a ningún juego de azar en lo que estuviera en juego cantidad alguna de dinero, circunstancia que he cumplido a rajatabla hasta el día de hoy. De este caso, hoy confesado por primera vez en mi vida, solo fue conocedor mi amigo mencionado y que, como buen amigo, se llevó el secreto a la tumba. Yo, más de 65 años después, he tenido el valor de confesarlo.

Alguna quiniela, alguna "primitiva" y lotería solo por Navidad, ha sido mi entrega después de aquello a los juegos de azar. Al bingo solo he jugado una vez, y porque íbamos una reunión de cinco matrimonios y se empeñaron en que pusiéramos cada uno dos mil pesetas y jugarlas en el bingo y que por cierto lo perdimos todo. Esto sucedió una noche en Fuengirola y hace así como treinta años.

Para que no me dominaran los vicios, las pasiones y las tentaciones, siempre mi cabeza ha estado por encima de las inclinaciones del corazón. Lo que me he propuesto con verdadera intención, siempre lo conseguí. Hasta hoy no me ha ido mal.

viernes, 24 de octubre de 2008

Día del Arcángel San Rafael


Aunque la Iglesia desde hace ya algunos años, decidió que el día de San Rafael fuese juntamente con el de los otros dos Arcángeles, San Gabriel y San Miguel, el día 29 de Septiembre, que lo había sido solo el de este último citado, para mí, para mi pueblo Villaharta y para la Capital de la Provincia, Córdoba, lo sigue siendo en el día de hoy 24 de octubre, fecha en que por lo menos mi recuerdo se pierde en que siempre se había celebrado en este día.

Como quiera que como cito anteriormente, en mi pueblo se celebraba el 24 de Octubre, como patrón de la localidad, en Villaharta era el día que se consideraba mas festivo de todo el año.

¡Cuántos recuerdos me vienen a la memoria en la celebración de mi onomástica! Quizá en algunas cuestiones relacionadas con la juventud que yo tenía, aunque ahora a alguien le parezca raro que yo fuera alguna vez joven, dado a que lo mas importante era la celebración del baile, para nosotros los jóvenes el no va más en aquellas fechas, si yo tuviera que quedarme con la celebración del San Rafael mas importante, en toda mi vida, sin lugar a dudas señalaba, que casualidad, la primera que pasaba fuera de mi pueblo, por tanto lejos de mis amigos y mi familia.

¿Entonces que me lleva a señalar semejante importancia? Allá va. Era el 24 de octubre de 1946 y me encontraba haciendo el servicio militar en Sevilla. Precisamente en esta fecha que yo solemnemente señalo, recibía la primera felicitación de toda mi existencia. Cuando llegó el cartero de la oficina de Capitanía donde yo estaba destinado, me entregó un sobre en cuyo interior traía una postal con la imagen de San Rafael y en el reverso, cito literalmente lo que figuraba. "Te desea mil felicidades en el día de tu santo. Tus padres y hermanos estos que lo son Cesáreo y Florentina. Rúbrica de mi madre.-Villaharta 21 del Octubre de 46". Como se verá fue escrita tres días antes, con el fin de que la pudiera recibir para mi Santo, como así sucedió.. En este momento tengo en mi mano tan preciada postal, pero si para mí resulta tan interesante esta felicitación, lo aumenta en su grado máximo, el que debajo de lo escrito antes citado, que lo era de puño y letra de mi madre, mi mujer, creo fue uno o dos años después de casarnos, escribió a lápiz, casi todo lo que mi madre había hecho diez o doce años antes. Esto último, todavía puede leerse también en la misma. El amarillento color de la postal, los SESENTA Y DOS AÑOS pasados desde que se escribió, lo primero por mi madre y luego por mi mujer, al recrearme en su lectura en el día de hoy, es la más importante felicitación que personalmente estimo que pudiera llegarme. No he podido evitar que unas lágrimas hayan vertido mis ojos. Aunque la Iglesia dispusiera hace años cambiar la celebración de San Rafael, mi mujer y mis padres, se estarán acordando de que hoy es mi SANTO. SI ESTO PUEDE SER ASÍ, ¿CÓMO VOY YO A PODER CAMBIAR LA FECHA?


domingo, 12 de octubre de 2008

Festividad de la Virgen del Pilar


Hoy 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar o día de la Patrona, como siempre hemos dicho los Civiles, he asistido a la Misa que en Cuartel de los Ángeles de esta Capital se ha celebrado, como desde hace muchísimos años se ha venido haciendo

Dos motivaciones especiales me llevan a asistir a esta celebración todos los años que puedo. La primera en honor y recuerdo a mi mujer, que por nada del mundo quería perderse tal acontecimiento. La segunda, el amor que siempre he sentido por el Cuerpo y como agradecimiento a todo cuanto me dio en los treinta y un años que pertenecí al mismo. Me cabe la satisfacción, de que por mi parte, yo tampoco escatimé entrega, e incluso sacrificio, en los múltiples servicios que me fueron encomendados o tomé parte.

¡Cuántos recuerdos han venido a mis sentimientos en este día! De los treinta y un días de la Patrona que pasé en la Guardia Civil, estando en servicio activo, uno, el primero, lo pasé en Torrelasal, puede decirse que sin pena ni gloria. Otro, en 1970, en Velez-Málaga, y este sí fue una celebración de las que dejan recuerdo. Las veintinueve restantes, todas aquí en Málaga. Unas cuantas estando en estado soltero, y a varias lo fue, en compañía de mi entonces novia. De éstas, posiblemente la que mas recuerdo fue la que lo hicimos dos parejas, mi entrañable amigo y compañero entonces José Becerra Guerra, acompañado de Maruja, su novia, y yo con la mía. Yo entonces tenía un ojo malo, nos hicimos los cuatro una fotografía bailando, yo con unas gafas de sol y se me nota el vendaje con el que tenía el ojo cubierto. Mi amigo Pepe Becerra, asistió a mi boda y desde la casa de mi suegra, donde habíamos celebrado el pequeño convite, juntamente con Maruja, nos acompañaron, por cierto lo hicimos andando, hasta cerca de donde pusimos el piso y pasamos la primera noche de novios. Ellos se quedaron un poco antes, donde ambos residían en casas próximas y en la misma calle, no muy lejos de la nuestra. Pepe Becerra, al poco tiempo se licenció y se fue a trabajar a un Banco. Era de mi edad, pero falleció muy joven, sin duda hace alrededor de treinta años. Un sentido recuerdo para mi amigo Pepe. Se casó poco tiempo después que nosotros, y al fallecer, dejó viuda y dos hijas pequeñas. Perdonar que haya hecho este paréntesis, pero la amistad que me unió a él, lo merecen.

Bueno, volviendo a otros recuerdos de mi asistencia a la misa y actos celebrados con motivo de la festividad de la Patrona, sería un relato interminable citar siquiera brevemente las que dejaron mella en mi sentir, pero si tuviera que resaltar alguna de ellas, sería sin duda la celebrada, creo fue el año 1975, que lo hicieron además de mi mujer, mi hija que aún era una niña, y mis dos hijos vestidos con sus uniformes de Cadetes de la Academia General Militar, El mayor con divisas de Sargento galonista. Fuimos toda la familia el destino de las miradas de la inmensa mayoría de los asistentes, muchas sin duda con sana o maligna envidia. Mi mujer y yo no cabíamos de gozo, en nuestros trajes. Una fotografía tengo de aquella festividad. A ELLA, le ofrezco la misa de hoy y el recuerdo de aquella lejana Patrona. Yo también guardo el regusto de tan inolvidable efemérides.

Hasta otra.


viernes, 10 de octubre de 2008

Mi primer cambio de destino en la Guardia Civil


En las Altas y Bajas del mes de octubre de 1951, causaba baja en el Puesto de Torrelasal, donde fui destinado en julio del año anterior, cuando me incorporé a la Comandancia de Málaga al salir de la Academia de Úbeda en Julio del año anterior, y causaba alta en el Puesto de Aduanas en esta Capital.

En la mañana del día 10 de Octubre de aquel ya lejano 1951, tomaba mi maleta y mi armamento, un Mosquetón Mauser, con su correspondiente dotación de munición, y desde Torrelasal, me dirigí a la Barriada de Sabinillas, donde había establecido un control permanente de la Guardia Civil y que por tanto todos los vehículos tenían la obligación de parar. A cada vehículo que llegaba, la pareja de servicio y a requerimiento mio le preguntaba por el destino que llevaba.

El primero que llegó y manifestó que venía a Málaga, fue un camión que circulaba vacío y venía a esta capital a recoger mercancía. Como este procedimiento de traslados era el corriente, y debido a que en la cabina además del conductor iba su esposa, y previo pedirle si tenía inconveniente en que viajara con ellos, eché mi maleta y mi mosquetón al cajón, y tras ellos me incorporé al mismo sitio.

Una vez iniciado el viaje y cuando pasaba frente al Cuartel de donde procedía, distante de la carretera unos ciento cincuenta metros, dirigiendo la mirada hacia el mismo, no pude evitar que un nudo se me hiciera en la garganta al tiempo que unas lágrimas asomaron a mis ojos. Era el primer cambio de destino que hacía en el Cuerpo y pese a que mi estancia en Torrelasal había sido algo mas de catorce meses y mi nuevo destino lo era con carácter voluntario, que incluso hube de sufrir un examen para ser destinado a los servicios de Aduanas, habían hecho mella en mi sentir, al dejar atrás mis primeros compañeros, y como no, también un cortijo no lejos de allí, donde había conocido a una joven de la que nos hicimos novios, aunque ella hacía unos meses se había trasladado a su pueblo.

Durante casi todo el trayecto y como viajaba yo solo en el cajón del camión y sentado sobre mi maleta, me recuerdo que me hacía la pregunta de cuándo y a dónde sería mi último destino en la Guardia Civil, aunque ésto, se me antojaba tardaría una eternidad en llegar.

Pocos desplazamientos hube de hacer en los treinta años que después de aquello continué en el Cuerpo, aunque si fueron algo mas los cambios de destino, pero la mayoría dentro de la misma ciudad de Málaga. De aquel mi primer cambio de destino y desplazamiento, hacen hoy CINCUENTA Y SIETE AÑOS, pero también veintisiete de mi jubilación.

Sin ninguna duda, mi traslado aquí a Málaga ha sido lo mas afortunado que me ha sucedido en toda mi vida. Conseguí muchas amistades dentro del Cuerpo, destinos extraordinarios, aunque no exentos de responsabilidades, aunque peque un tanto de vanidoso, conseguí una consideración entre mis superiores, un gran afecto de todos mis compañeros, y por añadidura y EL COLMO DE MIS DICHAS, conocí a la mujer que lo fue todo para mí, y con la que forme la familia mas maravillosa que pueda darse. En aquel 10 de octubre de 1951, nunca me hubiera podido imaginar lo que este cambio me supondría para todo mi futuro. BENDITO EL DÍA EN QUE SOLICITE MI PASE AL PUESTO DE ADUANAS DE MÁLAGA.

jueves, 9 de octubre de 2008

Marchando, dos de aniversario

Cuando uno ha vivido la cantidad de años que yo tengo, raro es el día que no se cumpla el aniversario de algún acontecimiento que de alguna manera haya afectado en el devenir de tu propia existencia. Concretamente, en el día de hoy 9 de octubre, esta circunstancia se cumple en mí por partida doble. Comencemos por orden cronológico el relato de ambas efemérides.


Como cito anteriormente era el día 9 de octubre, pero de 1936. Por tanto todavía no hacía tres meses desde el inicio de la Guerra Civil española, y toda mi familia, más la de todas las de las hermanas de mi madre, nos habíamos trasladado desde mi pueblo a un cortijo del olivar conocido como de "Don Manuel Velarde", distante de Villaharta unos cinco kilómetros y todo como consecuencia de dos o tres bombardeos que habían efectuado en el pueblo las avionetas "fascistas", aunque ninguno de ellos produjo víctima alguna, pero el miedo era libre.

Sobre las once y media de la mañana de aquel día, mi padre, que había sido designado por el Frente Popular como guarda forestal, llegó al cortijo donde nos encontrábamos diciendo que tuviéramos preparado todo, aunque escaso, equipaje con que contábamos por si hubiera que salir huyendo hacia Pozoblanco, dado que el ejército de los fascistas estaban rompiendo los frágiles frentes de guerra de los pueblos limítrofes a Villaharta. Esta misión la iba realizando mi padre por todos los caseríos de a unos cinco o seis kilómetros a la redonda del pueblo.

Unas seis horas después de la primera incursión volvió mi padre todo precipitado, diciendo que a la mayor brevedad íbamos a iniciar nuestra marcha conforme a lo anunciado en la primera, dirección a Pozoblanco. dado a que los fascistas se aproximaban a Villaharta.

No más de media hora había transcurrido cuando la caravana de toda la familia se ponía en marcha. Desde varias cortijadas de los alrededores llegaban grupos de familias enteras con el mismo propósito y dirección que nosotros.

Entre estos grupos que llegaban, venía uno en que estaba una prima hermana de mi madre llamada Carmen, que, por hallarse en avanzado estado de gestación y el sobresalto del momento, se puso de parto, e iba pariendo a lomos de un asno de cuyo cabestro tiraba su marido y otros familiares iban sujetando a la parturienta. Esta circunstancia especialísima hizo que todas las familias que caminábamos próximas, tuviéramos que pernoctar en un cortijo distante del que habíamos partido no mas de tres o cuatro kilómetros, ya que la llegada al mundo del nuevo neófito era inmediato. Efectivamente y ya tendida sobre unos colchones en el suelo y atendida por varias mujeres, acabó pariendo la prima Carmen. Demos por terminado este acontecimiento y volvamos a mi entorno familiar mas íntimo.

Mi familia entonces estaba compuesta por el matrimonio y cinco hijos, de los cuales yo era el mayor. Como medio de transporte contábamos con un mulo llamado "morito". En dicho semoviente se habían cargado, unos colchones, mantas y otros enseres de cocina. Mi hermano Cesáreo que me seguía a mí en edad, todavía no había cumplido ocho años, le encargaron el cuidado y conducción de una cabra que teníamos y que nos facilitaba dos o tres litros de leche diarios, que era una parte importante de nuestro sustento. Mis otros dos hermanos, Antonio y José, de seis y cuatro años, respectivamente, iban subidos en el mulo entre los colchones y mi padre al cuidado de ellos, de la caballería y también llevando un pequeño bulto a sus espaldas. Mi madre caminaba con dos o tres bultos, uno de ellos a la cabeza y otros a la cintura o asidos por sus manos. Por último, mi hermana, única hembra de la prole, contaba con dos años y medio de edad. En aquellos momentos yo tenía la misma edad que hoy tiene mi nieto Pepe, el mas pequeño de todos, o sea once años y algunos meses.

Con el dispositivo que cito anteriormente, apenas las primeras claras del día se hicieron asomar por el oriente de aquel 10 de octubre, y desde el cortijo donde habíamos pernoctado, continuábamos nuestros inicios del exilio rumbo a Pozoblanco, cuya distancia sería de unos 25 kilómetros aproximadamente. Tal vez os hayáis dado cuenta de no haber citado la misión que a mí se me encomendó en aquel discurrir, pues fue nada más y nada menos, que cargar con mi hermana a cuestas durante todo el recorrido, que como digo no era inferior a los veinticinco kilómetros. Era la caída de la tarde cuando llegábamos a nuestro primer punto del destino de nuestro exilio. Pese a mis once años y como era el mayor, me tocó llevar a mi hermana a cuestas durante aquel largo caminar. A este respecto, tengo que hacer constar, que este hecho no produjo en mí ninguna alteración problemática en el desarrollo de mi persona, sino que siempre lo consideré, y tras el paso de SETENTA Y DOS AÑOS, lo sigo considerando un deber de colaboración que las circunstancias imponían.

Este exilio, duró dos años y medio. En otra entrada continuaré narrando todo el devenir.

Ahora vamos al segundo de los aniversarios que se cumplen en esta fecha, y este gracias a Dios no tan trágico como el anterior, aunque una circunstancia familiar le restaba un tanto de la alegría que el hecho en sí merecía.


Hoy se cumple el 15º aniversario de la boda de mi hija, de la que yo fui el padrino. Parece que fue ayer y como consecuencia de tal enlace, dos nuevos nietos han venido para unirse a los cuatro que ya tenía, y que el mayor, Jorge, ya tiene 13 años y el segundo, Pepe, tiene once, como cito ,la edad que yo tenía cuando salimos huyendo de Villaharta, durante la Guerra Civil.

Cuando un hijo se casa, en vez de perderlo, se dice que se gana otro, pero realmente el sentimiento interno que se tiene, es que algo se va de ese entorno, que si es el primero empieza a desgajarse y cuando es el último, como en este caso lo fue, termina el desgaje total. Siempre en los padres, se mezcla la alegría y la satisfacción de que ese hijo, y que gracias a Dios en los míos, en todos ha sido así, comienzan a forjar una familia que les colme de felicidad y la llegada de hijos al matrimonio, con ese otro sentimiento de la mengua de componentes de esa familia que fue y que por imperativos de esas uniones, jamás volverá a serla tal cual.

Todo el discurrir en la boda de mi hija fue de lo mas entrañable y perfecto que se de deseaba, pero sólo en el sentimiento de dos personas, reconcomía una situación, que por desgracia fue sucediendo como ambos temíamos. Estos, éramos mi mujer y yo.

Tan pronto, y como me temía he nombrado a mi mujer, acuden a mí unas lágrimas de tristeza, recuerdo y agradecimiento hacia ella. Con toda seguridad, pocas mujeres ha habido ni habrá, que más se hayan preocupado y entregado por el porvenir y cuidado de sus hijos, como lo fue la madre de los mios.

Desde unos meses antes del casamiento de mi hija, su madre venía notándose un decaimiento paulatino en su estado de salud, pérdida de peso y un color amarillento en su piel, que tanto ella como yo, aunque cada cual nos lo teníamos guardado para nosotros mismos, sospechábamos que ello pudiera ser el inicio de algún trastorno importante en su estado de salud. Sin que se lo dijera abiertamente, en no pocas ocasiones le daba a entender que debía de someterse a un reconocimiento médico, pero ella ante el temor de que ese hecho conllevara un periodo de tiempo inmersa en visitas, análisis y reconocimientos que le impidieran el dedicarse enteramente a la preparación de la boda de su hija, lo fue posponiendo hasta que por fin se celebró el casamiento.

Lo que a partir del siguiente día de la boda comenzó, vamos a dejarlo por hoy, para no enturbiar un tanto la dicha, el recuerdo y todo lo que después ha supuesto aquel 9 de octubre de 1993.

Ambos hechos expuesto hoy en este mi blog, lo fueron hitos importante en el devenir de esta mi larga existencia.