martes, 26 de mayo de 2009

Hace hoy 37 años

Son en este momento las nueve y cuarto de la mañana del día 26 de mayo de 2009. Podría apostar por mi propia vida, que en este mismo momento de hace 37 años, me encontraba cambiando impresiones con un Guardia que tenía a mis órdenes en el Servicio de Información de la Guardia Civil de Málaga, sobre los ocupantes de un coche al que estuvo prestando ayuda el día anterior, que por supuesto era Jueves y además la festividad de la Ascensión, uno de los jueves que entonces se decía relumbraban mas que el Sol, fiesta en toda España. Estos ocupantes, conductor incluido, causaron en mi paisano, tratamiento que nos dábamos mutuamente entre el citado Guardia y yo, ya que era natural de Villaviciosa, un pueblo limítrofe con el mío, cierta sospecha de tratarse de gentes dedicada a actividades fuera de la ley. Comenzando por el principio, al tratar de identificar el vehículo, que desde el río de Campanillas, donde había quedado atascado, dio dos viajes para desplazar a algún punto desconocido a todos los componentes que formaban el grupo, resultó tener matrícula falsa, ya que la que poseía correspondía a una furgoneta de reparto del Diario Sur de Málaga, cuando el vehículo sospechoso era un Seat 124.

Tras el cambio de impresiones y consulta de datos y albumes de fotografías, reconoció a dos niños que un par de años antes habían sido "recogidos" en Madrid, sin la autorización de su madre. En el mismo entorno familiar de estas fotografías, también reconoció al conductor del "124" sospechoso y que a la vez era el padre de los niños. Se trataba nada más y nada menos que de "El Lute", personaje en aquellos momentos mas buscado de España.

Ante tal descubrimiento fui inmediatamente a dar la novedad al superior inmediato de quien directamente dependía, aunque varios grados de diferencia en la escala de mando y categoría dentro del Cuerpo. Mi noticia no fue recibida con agrado por mi superior, debido a circunstancias personales que le afectaban en aquellas fechas, y por tanto hube de guardar para mí y el Guardia que me había facilitado los datos para la identificación de la referida persona, al fin de no dejar al descubierto de sus responsabilidades a quien tenía la obligación de haber recibido la noticia por la importancia que tenía , darla a su inmediato superior, y con ello se hubieran organizado los servicios pertinentes para tratar de la localización y detención de quienes hubieran estado al margen de la ley. Yo por mi propia cuenta y sin ser relevado de las demás obligaciones que teníamos encomendadas, con un gran sacrificio de todo el personal que tenía a mis órdenes, continuamos practicando las gestiones que el caso merecía y que algo mas de mes y medio después, tuvo sus consecuencias y que cuando llegue su momento posiblemente relataré, aunque bastante abreviado, porque hacerlo en toda su extensión, se precisaría todo un libro para explicarlo. Las causas por las que mi inmediato superior en el mando del Servicio de Información no me aceptó la noticia que le daba, la dejaré por el momento para mí, aunque alguno de mi familia recuerde lo que sucedió, que me parece lo habré contado a ellos alguna vez.

¡Cómo pasa el tiempo, y las circunstancias!

Hasta una nueva entrada y pido perdón por si con el presente relato pueda haber quedado alguien con la miel en los labios.

domingo, 24 de mayo de 2009

A Villaharta


(Incluido en la revista que será editada con motivo de la Feria de Villaharta 2009)

¿Cuándo el Cerro de la Solana en los orígenes de su conformación actual, hubiera llegado a pensar siquiera, que con el paso del tiempo, iba a tener extendidas sobre su falda sur, las casas y calles del pueblo mas entrañable que pueda imaginarse y que habría de llamarse Villaharta? ¡Nunca! ¿Y quién puede tener la dicha de ufanarse y blasonar el haber nacido allí? Entre otros afortunados, YO.

De no haber sido por esa agudeza de quién o quienes idearon la constitución de aquella humilde villa, hoy, ni siquiera el Puerto de la Silleta, el Puerto Ginés, el Puerto de La Lapa, Las Lagunillas, el Cerro de las Viñas, El Lagarazo, El Centenillo, Los Horcajos, Las Zahurdillas, el Cerro del Cabrahigo. La Solana del Peñón y otros muchos entornos de mi pueblo que a todos los villaharteños/as nos son comunes, estarían hoy identificados con tal nombre. El mero hecho de traerme a la memoria la mención de los lugares que anteceden, me han transportado hasta aquellos lejanos recuerdos de mis primeras correrías infantiles, cuando en compañía de otros “nenes”, íbamos a buscar nidos, cazar grillos, coger arbejanas, cornachos, yerba gitana y otros “hierbajos”, que aunque ponían nuestras comisuras y nuestras bocas manchadas de un color verdoso un tanto inmundo, su sabor y tal vez por alguna carencia de nuestra cotidiana alimentación, nos sabían a gloria.

Algunos años después, cuando la fuerza irreprimible de la juventud llegó a inundar todo mi ser, en las calles de Villaharta, en el paseo de la carretera, o en los bailes que se organizaban en el salón del Casino, o en el de la casa de la Sra. Eugenia, llegaron mis primeras y timoratas declaraciones de amor que hacían enrojecer mi semblante. Como no, estos aconteceres en esas edades, dejan en el recuerdo la huella indeleble de su circunstancia, mas que nada por la época de la vida en que sucede.

Después de varios decenios en que por causas de mi profesión dejé de residir allí, cada vez que visito Villaharta, que lo hago con relativa frecuencia, aunque menos de lo que me gustaría hacerlo, tan pronto como se aparecen ante mi vista sus blancas y límpidas casas, al traspasar el collado de la Cuesta de la Matanza, un estremecimiento de emoción recorre todo mi ajado y añoso cuerpo y que permanece inalterado hasta que mis pies posan sus plantas sobre las calles de mi pueblo. Caminando por ellas, vagan mis recuerdos por aquellos lejanos años, los mismos que parecen quitarme de encima de los que ya llevo cumplidos y mis propias energías se recuperan, creyéndome cuando menos, si no un hombre joven, sí uno solo en su edad madura, olvidándome por completo de todos los achaques que en esos momentos puedan afectarme.


Desde esta bendita Málaga donde resido desde hace casi sesenta años, y donde tanto en mi vida profesional como personal y familiar, llegué a conseguir las cotas de felicidad que nunca siquiera hubiera soñado, no pasa un solo día sin que mis recuerdos lleguen a recrearse por aquel sencillo y humilde pueblo en que como se dice en la manida frase, vi la luz por vez primera. Como se decía en algunos de sus versos en que, creo que era el cantaor Pepe Pinto, intercalaba en una de sus coplas, “yo tengo entre dos amores, mi corazón repartío”, como son Villaharta y Málaga. Aquélla, mi infancia, adolescencia y primera juventud, con todo lo que la travesía de estas etapas marcan en la vida de una persona, Ésta, donde cerca de sesenta años, como cito anteriormente, vengo residiendo y a la que me faltan adecuadas palabras para agradecer todo cuanto en ella he conseguido.


Como este relato lo es como consecuencia de la invitación que se me hace por el Alcalde de mi pueblo, Villaharta, al que desde estas humildes letras le agradezco su atención, que en el próximo mes de julio celebra sus fiestas, arrogándome unas facultades que solo como villaharteño puedan corresponderme, recomiendo a todos los vecinos de los pueblos limítrofes, o cualesquiera otros, que si le es posible no dejen de visitar Villaharta en sus próximas fiestas, con la seguridad de que han de pasarlo estupendamente y cuyo recuerdo, le llevaran a repetir su asistencia en años sucesivos. Yo no sé si podré hacerlo, si no es así, no lo será por falta de esperanza, y desde aquí le deseo a todos mis paisanos y paisanas las disfruten todo lo posible.