miércoles, 31 de agosto de 2011

Enhorabuena, EDITOR



En la noche de ayer, y por su conducto regular, me participaba mi editor que desaparecidas las causas que le impedían adecentar en lo posible mis entradas en este Blog, había procedido a su reposición de las tres últimas editadas que carecían de su trabajo encomendado.

Esta tarde he procedido a verificar su comunicado, y hete aquí que me ha dejado sin aliento, al contemplar las tres reproducciones que ha colocado en el encabezamiento de cada una de ellas. Recomiendo a todos los míos, y a quienes pasen matando el tiempo en la lectura de algunas de ellas, no dejen de pasarse por las mencionadas tres anteriores a este comunicado, y reto a todo el que lo haga, que si me demostrara que haya posibilidad, no de superar lo hecho por mi editor, sino siquiera a igualarlo, será recompensado con la largueza de la que yo suelo emplear en semejantes envites.

El reconocimiento a su obra, entiendo debo dar cancha a sus peticiones de que renovemos su contrato de trabajo, con el aumento de sus remuneraciones que desde hace algún tiempo me viene solicitando. Lo emplazo para ello en las próximas vacaciones de Navidad.

Cuando menos, el valor visionado de mis entradas, ha vuelto a ser interesante.

Por hoy, solo puedo añadir que es una realidad de que el mes de agosto, se está agostando.

Hasta la próxima y espero que las alabanzas a mi editor, no le hagan disparar sus pretensiones económicas.

lunes, 29 de agosto de 2011

Popurrí de cuestiones


Hoy lunes 29 de agosto, tenemos ya el mes en los últimos estertores de su agonía. Algunos de los míos se encuentran ya en estos momentos, inmersos en sus cotidianas ocupaciones. A los otros, los días de ocio le están dando los coletazos postreros. Y yo sigo.

En la mañana del día 29 de agosto, pero de 1947, yo me trasladaba desde Capitanía General en Sevilla, hasta el Regimiento de Artillería número 14, de la mencionada ciudad, cuyo cuartel se hallaba ubicado en los entonces extrarradios de la capital andaluza, denominados Pineda. El motivo que me llevaba hasta dicho lugar, era el de recoger varias prendas de uniforme que por el paso del tiempo me correspondía, al haber pasado destinado en plantilla a la primera de las unidades citada, procedente de la segunda. Aunque la inmensa mayoría de cuantos entráis en este blog, sabéis que gozo de buena memoria, posiblemente y con razón, estaréis pensando éste se está pasando con esto por los menos seis pueblos. Pero no preocuparos, que os voy a sacar de vuestras malintencionadas conjeturas.

Aquella mañana cuando llegaba a tomar el tranvía en La Pasarela, cuya línea tenía su terminal en Guadaira, observé como diversos corrillos de gente, charlaban entre sí y por la forma en que lo hacían, debía de tratarse de alguna noticia importante. Pero no fue hasta ya dentro del vehículo, cuando conseguí enterarme en concreto de lo que se trataba. No era era ni más, ni menos, que había muerto el torero Manuel Rodríguez Sánchez, "Manolete", como consecuencia de la cornada que en la tarde del día anterior le propinó en la Plaza de Toros de Linares (Jaén) un toro de la ganadería de Miura, llamado "Islero". Ni que decir tiene, que la noticia se expandió por el mundo rápidamente, dada la gran popularidad de que gozaba, y que la misma permaneció en candelero, incluso muchos meses.

Como habréis observado, no ha sido un farol el que yo me haya querido tirar, lo que al principio podría sospecharse.

Y por último, quiero señalar dos cuestiones relacionadas con estas entradas en este humilde e inofensivo blog.

La primera se trata, y que sin duda lo habéis percibido, desde hace un par de ellas, falta la fotografía o vídeo, que mi gran "editor" solía colocar, que en algunas eran extraordinarias, pero no las otras, que esas eran geniales. Causas ajenas a su voluntad le impiden continuar con su misión. Quiera Dios desaparezcan los motivos que se lo impiden y vuelva a deleitarnos con sus buenos servicios.

La segunda, corresponde a los comentarios que desde hacía varios meses realizaba una asidua lectora, que siempre, siempre, lo era en sentido elogioso a los mismos, lo que demostraba la benevolencia con que solía hacerlo. Sin duda, a partir de mi anterior entrada, que pese a haberlo hecho en principio, posteriormente retiró su comentario, cada una de mis nuevas entrada carecerán de sus pareceres, que a decir verdad, siempre picaba el "gusanillo" por conocer la impronta que en el mismo dejaba. El que posiblemente no vuelvan a aparecer, es sin duda una decisión personal y que si la primera hay que aceptarla por el imperativo de su imposiblidad, ésta no ha de ser menos, al respetar las decisiones personales de cada cual.

Por tanto, solo nos queda que sentir lo que suponían la "sal y la pimienta" de cada una de mis entradas.

Con los medios que contamos, sigamos la senda que desde hace varios años llevamos transitando.
Hasta la próxima.

viernes, 26 de agosto de 2011

Ha comenzado el éxodo.


Hace unos días, decía que se estaban terminando las vacaciones. Hoy uno de mis hijos con su esposa, ha tomado rumbo a su residencia. El domingo lo hará el otro. A partir del próximo lunes volvemos a la rutina de la mayor parte del año. Solo algunas circunstancias como la acaecida esta tarde, suelen alterar el devenir del paso del tiempo, que si bien para quien está por ejemplo trabajando, y si lo es en ocupaciones que no son de su agrado, se le hará interminable. Para quienes solo hacemos el contemplarlo desde nuestras a veces acompañados y otras en esa soledades, aunque voluntariamente elegidas, se nos hace que, no sólo los días, sino incluso los años y los decenios parece que vuelan.

Hacía alusión a lo acaecido esta tarde, y se trata simplemente en que sobre las cuatro de la tarde entraba en quirófano, y que aunque bajo los efectos de amnestesia general, se trataba solo de una exploración y que gracias a mi gran facilidad de asimilación, será por la experiencia, y no mas de dos horas después me entrego a lo que me apasiona, como lo es expresar mis sentimientos.

Estamos ya en los últimos tramos del caluroso agosto, y para muestra vale el "terralazo" de hoy, desde cuya cima aparece septiembre, donde sobre todo lo siento por mis nietos, se les acaba la buena vida que llevaron durante el estío. Pero la vida es lucha y aunque en esas edades en las que los deseos suelen ser todo lo extremo, a cuanto hay que realizar, si no desfallecemos en su intento, luengos serán los beneficios que lo sembrado acabará dando sus frutos, que no sólo para quien lo sembró en su momento, sino que para mayor goce, también alcanzará a sus descendientes.

Para nosotros, los viejos, llamémosle como somos, y dejémonos de eufemismos, seguimos con ese caminar cuya meta, para bien, no sabemos donde se encuentra, aunque ello suponga ir dejando en el camino jirones de nuestros sentimientos, que a veces y aunque, en ocasiones, suelen desgarrar el alma, va acumulándose a nuestro bagaje, y que gracias a Dios otros acontecieres, a seres privilegiados, como yo por mi entorno personal me considero, hacen que la balanza lo sea en positivo y nos ayude a seguir la ruta.

Mis vacaciones siguen. Hasta la próxima entrada.

sábado, 20 de agosto de 2011

Los días de vacaciones se están agotando



En estos instantes me encuentro solo en mi casa. Hoy he tenido un día bastante activo en cuanto al ordenador respecta. He recibido algunos correos, en varios de los cuales me he recreado en su contemplación y posiblemente al tener activadas las fibras de la sensibilidad han producido en mi estado de ánimo un confortable efecto. Esta parrafada que dejo escrita hasta el momento, no tiene nada que ver ni relación alguna con el título que he dado a esta entrada. Así, que enmendemos el lapsus.

El martes pasado, se marchó mi nieto el mayor para su lugar de residencia, atendiendo a las ocupaciones que le reclaman. Ayer mañana lo hizo su hermano, para igual punto e iguales causas. A últimas horas de la tarde, también del día de ayer, lo hizo el segundo de mis nietos, siguiendo el orden de nacimiento claro está, como no, para su residencia y por las mismas razones que sus primos. Mis dos hijos con sus respectivas cónyuges, se han ido al cine esta tarde.

Casi con toda seguridad el sábado que viene a estas horas, habrán hecho lo mismo los padres de mis nietos mencionados con anterioridad, aunque en estos momentos, se encuentren presenciando alguna película que les distraiga de momento de cuanto se le avecina.

¿Estas ausencias me dejan solo? No. Aún quedan, y durante todo el año, en Málaga, mi hija, sus dos hijos, y por supuesto su marido, que también es hijo, aunque lo sea político, que no quiere decir que se dedique a la política.

Los que quedan aquí, me prestan en su grado máximo cuanto pueda necesitar para hacerme la vida tan feliz como ellos, y los demás citados anteriormente también, lo desean y a fe que lo consiguen. Solo un deseo me falta para que lo fuera totalmente completa esa dicha, pero que no es otra, que el resto de los ancianos que nos hallamos en esas travesías postreras de nuestras vida, lo hicieran con el mismo goce que yo lo vengo haciendo. ¿Entonces que me preocupa de que los primeros citados acaben sus vacaciones? Solamente, lo que a mí, cuando transitaba por sus edades realmente no lo hacían en demasía, pero las sensibilidades de los padres y sobre todo de los abuelos, nos hacen sentir por cuanto a nuestros hijos y nietos respecta, lo que en nosotros lo sobrellevábamos con cierta normalidad, como son sus ocupaciones laborables y estudios, pese a que las que en mi caso particular se refieren, lo eran de un sacrificio físico y circunstancial que exigían mayores esfuerzos para superarlos, por lo que a mis hijos se refieren, y en cuanto a las preocupaciones actuales de mis nietos, las circunstancias de mi época, me privaron o me libraron de ello.

Por otra parte, tengo que hacer constar, que ni un solo día de los que están ausentes de Málaga, se pasa sin que tenga comunicación con ellos, la inmensa mayoría a través de videollamada y en su contra, por razones especiales, a través de llamada telefónica.

Por cuanto dejo expresado, tengo motivo para sentirme totalmente feliz, aunque como apunté anteriormente, sepa que no todos mis coetáneos puedan decir lo mismo que yo.

Esta situación me lleva a seguir deslizándome suavemente por este caminar, que quiera Dios, hasta que llegue a esa meta, a la que ningún ser humano está exento de ello, lo sea en la misma o semejantes condiciones a las de ahora, y cuando ese momento me alcance, seguro estoy, allí, principalmente estará esperándome ELLA.

Allá por los últimos días del mes de junio de 2012, llegaran nuevamente las vacaciones de verano. Por mí, espero su llegada como "agua de mayo".

Hasta la próxima entrada, que casi seguro, para los míos estarán terminadas o al acabar las vacaciones.

martes, 16 de agosto de 2011

70 años los separan



Esta mañana he estado desayunando en compañía de mis dos hijos varones y tres de mis nietos. Estos también varones, porque de los seis que tengo no hay ninguna hembra.

Mis dos hijos, superan ambos los cincuenta años. De mis nietos, uno tiene cumplidos los veinticinco; otro, antes de dos meses cumplirá los veinticuatro y el otro dentro de dos meses y medio, los veintitrés. Yo, por supuesto, que soy mayor que todos ellos.

La cita para ir al bar donde hemos desayunado, algunos café, otros zumo de naranja y otro batido de fresa, y en total 16 churros, era a las nueve y cuarto en la puerta de mi casa. Uno de mis hijos y dos de mis nietos, están en mi casa pasando unos días de vacaciones. en compañía claro de mi nuera. Yo como de costumbre y para que no se me hiciera tarde me levantaba a las 6'29 horas, y con ello dejaría libre a los que se levantaran después para ir a desayunar. Más de hora y media antes de la de la cita, yo estaba listo y había realizado mis faenas de aseo completo con la máxima cautela y silencio a fin de no despertar a los que aún dormían. Enclaustrado dentro de mi dormitorio para no causar molestia alguna, y a través de la ventana del dormitorio contemplaba el intenso tránsito de vehículos que circulan por la inmediación del bloque donde habito, todo con el correspondiente ruido que produce esa circulación y a la que ya estoy totalmente acostumbrado. Como mi cerebro gracias a Dios está en perfecto estado de funcionamiento, pensando en el día que estábamos, se me vino a la memoria un recuerdo que se daba precisamente en tal día como hoy, pero de hacía exactamente SETENTA AÑOS. Al igual que este año, de aquel 1941, el día anterior también fue el de la "Virgen de Agosto", en el que después de haber estado de "comilona", por la tarde de paseo, y por la noche en el baile, únicas diversiones que a la sazón existían en mi pueblo. Primero en el paseo y luego en el baile, estuve intentando de conquistar de amores a una joven del pueblo, de mis misma edad, y cuyos inicios en mis pretensiones databan de dos o tres meses atrás. Los intentos realizados para ello, habían dado poco fruto. Lo uno porque que en el paseo, dado a que la joven iba acompañada de dos más, cogidas del brazo, y élla precisamente en el centro del grupo, con la agravante de que parecía no estaba dispuesta a darme ocasión de que le manifestara mis deseos y por la noche en el baile, conseguí solamente bailar con ella, no recuerdo si dos o tres piezas, el tan deseado "Día de la Virgen", pasó como suele decirse con mas pena que gloria. Durante el paseo, si pude enterarme, por pregunta de sus amigas, que a la mañana del siguiente día, o sea tal día como hoy, en compañía de una hermana suya y dos años mayor que ella, se iban al cortijo de un olivar que su padre llevaba en arrendamiento y distante del pueblo unos cinco o ses kilómetros. Con aquel antecedente, yo me frotaba las manos de contento y de lo a que a decir verdad me restó mas de la mitad del tiempo que había de entregarme al sueño. Al igual que hoy, pero en aquel tan lejano día mas nervioso e intranquilo que hoy, por cuales pudieran ser los resultados, tan pronto amaneció y dado a que no sabía exactamente la hora en que las hermanas iniciarían su salida, monté mi servicio de vigilancia en las afueras del pueblo, a no menos de ciento o ciento cincuenta metros carretera arriba por donde tenían que pasar, establecí mi puesto de observación sentado bajo un olivo y casi cubierto con las sierpes o "varetas"del árbol. en principio porque no quería ser descubierto por ninguna otra persona, dado a que para mí aquella situación, resultaba un tanto ridícula, de lo que siempre he tratado de impedir, aunque para mis propósitos de aquel día, no hallaba otra postura que la adoptada. Si en la espera de hoy, solo contemplaba el constante paso de vehículos a través de la ventana de mi dormitorio, aquel día y a través de las espesas hojas de las ramas y sierpes del olivo, solo contemplaba el paso de varios hombres que lo hacían en direcciones a sus lugares de trabajo, el sonido del ladrar de algunos perros; el canto de algunos gallos: el cacareo de gallinas y el trinar de varias especies de aves de las que en relativa abundancia volaban o revoloteaban, algunas no lejos de donde yo me hallaba.

Los primeros rayos del sol naciente comenazaron atravesando las verdes hojas que me servían de cobijo, cuando no menos de una hora yo ya estaba instalado en mi atalaya. Cigarro tras cigarro iba fumando, que pese a los recientes 16 años que había cumplido
me entregaba al vicio desde hacía aproximadamente un año antes. Trataba de que las volutas del humo que salían del cigarro encendido, no resultaran muy visibles para no ser descubierto, lo que hacía agachándome sobre el suelo y con la mano izquierda semicerrada intentaba de que el mismo lo hiciera a ras de suelo y así cuando conseguía tomar alguna altura, ya se había disipado. No puedo decir las horas que permanecí en la observación. ni tampoco en la que el corazón parecía salírseme de su sitio, cuando a lo lejos divisaba la silueta de ambas hermanas que con paso no muy airoso se dirigían de tan mala gana, donde habrían de pasar sin duda no menos de dos o tres semanas, sin aparecer por el pueblo. Esperé a que rebasaran la altura de donde estaba semioculto y una vez lo hicieron, con la agilidad propia de un felino y de los dieciséis años, algo distinta a la que hoy tengo, me descolgué cerro abajo y en pocas zancadas y escasos segundos llegué a su altura a las que dí los buenos días. Parece ser que a ninguna de ambas le supuso una gran alegría que me uniera a su caminar. Mi pretendida me miró de soslayo y como sorprendida de que yo conociera el que iban a realizar su marcha hacia el cortijo, pero al igual que su hermana se limitaron a contestar a mis buenos días. Aquella no se si por dejarnos solos a su hermana y a mí, o porque desaprobaba mi compañía, acelerando un tanto el paso que llevaban se adelantó unos metros, lo que a mi por el momento me supuso gran satisfacción.
No recuerdo exactamente las primeras palabras que le dirigí, pero creo estaban relacionadas con lo que supuestamente se sorprendía del conocimiento que tenía de saber cuales eran sus proyectos. Su respuesta, sin dar explicación a mi pregunta, se limitó a decirme quien me había autorizado para que le acompañara. Aquella mañana, y como creo recordar en ocasiones anteriores en este blog, dicha joven solía recibir mis acercamientos a ella de forma totalmente opuesta, las una a las otras ocasiones. aquella mañana como digo, lo hacía con un talante poco amistoso y dando pruebas fehacientes del desagrado que le había producido mi presencia. Durante la hora aproximada de camino que se tardaba en recorrer la distancia, creo que solo conseguí repuestas a cuanto le solicitaba en solo tres o cuatro ocasiones, y por supuesto totalmente opuestas a cuanto se referían mis requerimientos. Quizá las ultimas palabras que me dirigió y de mejor talante, fue un buen trecho de camino antes de llegar al caserío, donde estaban sus padres, su único hermano y otra hermana, ambos los mayores de los cuatro hermanos, por ese orden, fue pedirme hiciera el favor de marcharme ya que no quería ser vista por sus padres acompañada por mí. Tomando uno de los párrafos del Quijote, y al igual que lo hacían Don Quijote y Sancho panza, cuando llegaron a la venta, "asaz melancólico y de mal talante," yo volvía sobre mis pasos, con uno de los no pocos desengaños sufridos a lo largo de los mas de seis años que duró, lo que realmente nunca llegó a ser un noviazgo a la usanza de aquellos tiempos con dicha joven y que concluyó definitivamente el día 31 de Diciembre de 1947, de lo que creo recordar en dicha fecha del pasado año, me referí a esta cuestión.
De aquella jovencísima mujer que el 16 de agosto de 1941, pagó, que en un pleno día de intenso calor como suele suceder en estas fecha por mi pueblo y sus contornos, con no pocos desaires el que acompañándola a ella y después a la vuelta en solitario, recorriera no menos de diez o doce kilómetros, las últimas noticias que tuve en relación a ella, fue aproximadamente hace un año y es que la hermana que aquel día la acompañaba, había fallecido. Sus padres y los demás hermanos, hace varios años, que los últimos abandonaron esta vida. Ella no llegó a casarse, creo que la última vez que la vi, fue cuando visite mi pueblo con motivo de mi viaje de novios. Su situación personal durante toda su travesía por la vida, y por medio de un primo hermano suyo, que es el mejor amigo que tengo, ha sido poco afortunada. De mi ruptura final con ella y por la forma y modo en que la lleve a efecto, es la única ocasión en mi vida. que premetidamente lo fue en una especie de venganza. Desde que tuve conocimiento de la muerte de su ultima hermana, hice algunos intentos de conocer su paradero, para pedirle perdon de aquel mi último proceder, pero no lo he conseguido, me dijeron que se había asilado en una residencia de un pueblo de la provincia de Córdoba, pero no conseguí su localización. Si no ha fallecido, la única certeza que tengo es que estará totalmente sola en la vida, ya que algunos de los sobrinos, los mas cercanos, están a mas de quinientos kilómetros de distancia y pasaran días, semanas, meses e incluso años, sin que persona alguna le dirija siquiera una palabra cariñosa. Yo como en otras ocasiones y en diferentes formas, por escrito, me he manifestado arrepentido de como llegamos al final de todo, y hoy una vez más, aunque tengo la certeza de que esto jamás llegará a su conocimiento, pero Dios sabe, desde hace mucho tiempo me he venido sintiendo arrepentido y por lo que posiblemene por última vez, quiero pedir perdón de todo ello.
Cuan distinto ha sido el desarrollo de la reunión de hoy con mis dos hijos y tres de mis nietos, tomándonos un suculento desayuno, de cuyo evento, como de los muchos que a lo largo de mi vida he disfrutado, al desenlace de aquel sucedido del que hoy se han cumplido setenta años. Pero así es la vida.
Hasta una próxima entrada.

lunes, 15 de agosto de 2011

Familia, amistad y nuevas tecnologías


Durante una larga vela, que casi como de costumbre he pasado durante la última noche, en su mayoría la he dedicado a saborear lo acontecido en el día de ayer. Como solemos hacer a lo largo del año durante tres o cuatro veces, ayer celebramos una comida toda la familia juntos. Cada vez en que celebramos tal evento, me siento mas orgulloso de todo el entorno familiar en que me veo rodeado. Ese ambiente insuperable de convivencia en que se desarrolla entre hermanos, cuñados, hijos, sobrinos, tíos y primos, y todos arropando a su padre, suegro y abuelo, constituye ese nosequé que alimenta la cada vez mas sólida unión de entre todos ellos y como digo, en torno a mi propia persona, de lo que no me canso de dar gracias a Dios y pedirle los mantenga así, hasta que con el inevitable correr del tiempo, vayan los mas jóvenes formando nuevas familias y que sigan transmitiendo a las suyas respectivas, lo que ellos han estado recibiendo y viviendo hasta la fecha.

Otro de los resultados de la reunión de ayer, ha sido el aporte a la familia de una nueva amistad. A este respecto, y también como no, en esa larga vela, se me venía al recuerdo que hacía mas de veinticinco años no sumaba a mi persona y a su vez a mi propia familia. una nueva amistad. Las amistades, al contrario de la familia que por razones de nacimiento nos vienen impuestas, las elegimos nosotros mismos y que se comienza desde la propia infancia con los juegos, después sigue con los compañeros de colegio, profesión, uniones entre familias por razones de matrimonios, aficiones, viajes y un largo etcétera. Pero ésta última. lo ha sido con motivo de lo que yo ni siquiera hubiera podido suponer, porque no existía, hace unos cuantos años y lo ha sido por lo que consta en lo último de mi enunciado en el título de esta entrada, o sea las nuevas tecnologías. Así, en mis entradas de este mi blog, comenzó hace unos meses a entrar una nueva lectora, que a su vez que lo hacía, dejaba su impronta del parecer que le causaba lo expresado en el mismo. Aunque posiblemente en alguna ocasión tuviera motivo para ello, pero en otras no dudo lo venía haciendo por un arraigado sentimiento de benevolencia, en todas ellas era aprobando en términos elogiosos el completo de sus contenidos. Aunque no creo que entre mis muchos defectos arraigue principalmente el de la vanidad, siempre esa venilla, que no dudo lleve en parte algo de vanidoso. que la comprensión hacia nuestras actuaciones produce en todo ser humano, llegaba a sentir hacía a quien yo catalogaba como "asidua lectora" y a quien ella solía hacer como "Carmen", un afecto, que por extensión pasaba a sentimientos de los míos más próximos. Y lo hacíamos a una persona a quien ni siquiera conocíamos y sin duda cada uno le poníamos una personalidad y cara que solo estaba en la invención de nuestro pensamiento. Ayer como digo, y que a través de estas páginas del blog de días anteriores había invitado a que nos acompañara, primero en agradecimiento a su loa y segundo, para que negarlo, a ese gusanillo de la curiosidad por conocer de quien se trataba, se dignó acompañarnos, con lo que, tanto mis hijos, hija, nueras, yerno, nietos y como no yo quizá no el último de todos, nos honramos con su presencia. Para todos nosotros, ella ya si es Carmen, a quien la identificamos con su propia persona. Termino de recibir un correo suyo, a la que agradezco la catalogación que hace de todos nosotros, que no es ni mas ni menos, que la que nosotros hacemos de ella misma y me doy por satisfecho de que se alegre de haber aceptado mi invitación.

La llegada de esta nueva amistad, altera la continua pérdida de otras que con el paso de los años se han venido sucediendo en el tiempo y de quienes solo van quedando en el recuerdo de lo que fueron.

Carmen, entre toda esta familia a la que ayer acompañaste en esa comida, tienes unos amigos.

Hasta otra entrada.

lunes, 8 de agosto de 2011

Los hijos son . . .

Ayer recibí un correo con el que se acompañaba un vídeo en el que se comparaba y se desarrolla la comparación de los hijos con un barco. La remitente, a cuya persona, aun sin conocerla, le guardo un gran afecto, le añadía un comentario con el que estoy totalmente de acuerdo.



Comoquiera, que esta cuestión de los hijos es el punto débil de mis sentimientos, hoy no encuentro mayor causa que tratar en esta entrada que es precisamente esa, la de los hijos.

Infinidad de veces he oído pareceres manifestados casi siempre en la misma dirección en el sentido de que se dice de lo difícil que es ser padre, o madre, que tanto monta. Nadie hemos asistido, porque no la hay, a una escuela de preparación de padres. Yo gracias a Dios, con la inestimable ayuda que mientras permaneció en este mundo me prestó mi mujer, llegamos a la educación de nuestros tres hijos, dos varones, los mayores y una hembra, por tanto la mas pequeña, con la máxima satisfacción de lo conseguido. Creo que solamente, dos cuestiones principales son las primordiales para conseguir lo deseado. La primera y sobresaliendo sobre todas las demás, es el ejemplo. No se podrá exigir a un hijo que sea respetuoso, amable y obediente con sus padres, y con todos los demás, si en alguno de ellos observa un trato vejatorio y desconsiderado hacia el otro, o incluso si lo hace hacía sus propios hijos. No he compartido nunca en su totalidad, cuando en muchas ocasiones los propios padres comentan que ellos son verdaderos amigos de sus hijos. A este respecto quiero hacer referencia a un hecho que al haberme sucedido a mí, puedo dar fe por propia experiencia.

El próximo día 24 de octubre se cumplirán SETENTA AÑOS de ellos. Por tanto yo tenía 16 años y cosa de adolescentes. El 24 de octubre se celebraba, y aún se sigue celebrando, la fiesta de San Rafael patrón del pueblo y también el día de mi santo. En aquel lejano día, juntamente con un amigo íntimo, ya fallecido, que se llamaba Francisco, y de mi misma edad, solíamos invitarnos mutuamente en nuestra onomástica, a cargo de quien fuera su día. Pues aquel día de San Rafael y cosas propias de adolecentes, comenzamos los dos, aunque la verdad sea dicha éramos bastantes juiciosos ambos para las edades que contábamos, y después de haber terminado el baile a eso de las dos o tres de la mañana, debido a que por razones de que él tenía novia y la había pasado todo el día junto a ella, no habíamos tenido ocasión de celebrarlo, comenzamos a tomar unas copas de vino, primero una cada uno, luego dos, después tres, pero seguidas y en su consecuencia sucedió lo que tenía que suceder. Sobre todo yo, que ya no sabía ni donde estaba, y, según me contaban, que yo no no tenía ni idea, creo que me dio por querer ir a llamar al cura para que se levantara y celebrar el rosario de la aurora. Ya ves lo que me importaría a mí eso. En concreto, que al final entre dos o tres amigos y conocidos hubieron de llevarme hasta mi casa. Llamaron a la puerta, se levantó mi padre que me recibió, con la siguiente frase, que fue lo primero que capté desde que comenzó a hacerme efecto el alcohol consumido, y que fue literalmente la siguiente: "¿A ti no te da vergüenza que tengan que traerte a tu casa en este estado?". Yo a mi padre no lo vi jamas borracho, ni incluso algo alegre como consecuencia del consumo de bebidas alcohólicas. Aquel reproche que me hizo mi padre del que se van a cumplir setenta años, lo llevo todavía clavado en lo mas profundo de mi alma, y fue lo mas duro y justo que en toda su vida me hizo. ¿Hubiera causado en mí y surtido el mismo efecto, si yo le hubiera podido reprochar a él, el mismo comportamiento? Sin lugar a dudas que no. A partir de aquél lejanísimo día, cada vez que en unión de familiares, compañeros o amigos nos hemos reunido para alguna celebración, cada sorbo de vino o licor que he tomado, y que por cierto lo he hecho de tarde en tarde, me ha traído al recuerdo lo que me dijo mi padre, y podéis creerlo, aún hoy siento un no sé que de vergüenza, solo con recordarlo.

La segunda de las condiciones exigibles y también de verdadera importancia, es el de sentirte siempre y en cada momento de estar ejerciendo de padre, o madre. Por eso digo anteriormente, que un padre no es un "amigo" de su hijo. Un amigo, jamás me hubiere dicho a mí, lo que mi padre cuando llegué a mi casa en aquella situación, ni tampoco hubiere colaborado en que llegara a la misma, como hizo mi amigo, aunque entonces supo o pudo aguantarlo mejor que yo.

Entre las condiciones que debemos hacer llegar a nuestros hijos, es hacerlos "responsables" de todos sus actos y comportamientos en el transcurso de la vida y situarlos en las condiciones que puedan ejercitarse en ello.

Mis dos hijos varones, con 17 años, hicieron su ingreso, previa la correspondiente oposición, en la Academia General Militar de Zaragoza. Al poco de ingresar, primero con el mayor y después con el segundo, recibí una carta de la dirección de la Academia, pidiéndome manifestara la cantidad de dinero que como anticipo daban a los Cadetes de la propia Caja de la Academia, principalmente los fines de semana, que eran las únicas fechas que tenían salida y que luego a finales de cada mes pasaban el cargo a sus padres. Mi respuesta en ambas ocasiones, fue la misma. Que le facilitaran la cantidad que ellos tuvieran a bien solicitar. Durante los tres años de permanencia en aquella Academia, ya que los dos últimos años de carrera lo hacían en las Academias Especiales del Cuerpo o Arma elegido, jamás tuve necesidad de hacerle el menor reproche de haber gastado mas de lo que la situación económica de sus padres podría permitirle y de lo que ellos sin duda eran conscientes.

Trayendo hoy este tema en la entrada de mi blog, me siento doblemente orgulloso, al contemplar, que mis nietos, los hijos de mis hijos, todos, hasta hoy y gracias a Dios lo sea por siempre y utilizando los términos marineros en que el vídeo en principio citado hace, continúan con el mismo rumbo que llevaron a sus padres a buen puerto, y que a su vez lo tomaron del que siguieron sus abuelos y con los mismos logros.

Yo, a estas alturas de mi vida, he de mantenerme al pairo y a socaire de cualquier viento o tormenta que pueda levantar la mar y hacer dificultosa la navegación a bordo de esta embarcación algo desvencijada por la acumulación de tantísimas singladuras conseguidas en tan larga travesía.

Hasta la próxima.

martes, 2 de agosto de 2011

Maleta en ristre



Comenzaré esta entrada con la misma musiquilla de siempre, o sea," tal día como hoy", pero de 1946, por tanto se cumplen en en estos instantes SESENTA Y CINCO AÑOS, me sucedió un hecho, que no por que parezca de la menor importancia, no lo fue en proporción por lo que a lo largo de mi vida, si tuvo una gran trascendencia. Trataré de describirlo lo mas resumido posible, y que fue así:

El día 31 de julio del citado año de 1946, encontrándome prestando el servicio militar en la 4ª Batería, del Regimiento de Artillería Ligera número 14, de guarnición en Sevilla, y después de la Lista de Retreta, que para los no iniciados en la vida militar, les diré que es la última que se pasa durante el día y la mas importante dado que se leen todas órdenes de interés y los servicios para el día siguiente, el Sargento de Semana a quien corresponde semejante cometido, la última orden que leía era del tenor siguiente:

"Artillero Rafael Galán Rodríguez, verificará mañana su presentación en la Capitanía General de esta Plaza, donde ha sido destinado como mecanógrafo".

Diré que este destino se realizaba, como consecuencia de cometer yo una de las pocas, por no decir la única, insensatez de las cometidas en mi vida, que fue el solicitar dicho cometido unos quince días antes, cuando se anunciaron las vacantes igualmente al final de otra Lista de Retreta.
La noche que recibí la orden de mi presentación al citado cometido, la pase en una duermevela, mas vela que duerme, sopesando las consecuencias que mi inconsciente decisión pudieran derivarme. Yo me veía, como mínimo con un castigo, por "falta leve", de uno a quince días de arresto. Al siguiente día, o sea el día 1 de agosto, tomé mi maleta, a pie hasta Guadaira que era la última parada del tranvía, y allí tome dicho medio y hala hasta Capitanía. Hice mi presentación ante un Brigada de la Compañía de destinos y como quiera que no me dijeron al Negociado donde iba destinado, y después de realizar varias llamadas telefónicas, me indicó volviera a mi Regimiento, preguntara donde iba destinado y volviera el siguiente día, o sea el día 2, del que como digo se cumplen hoy esos 65 años. Tal decisión, por partes me decepcionaba, porque alargaba 24 horas mi intranquilidad por ver como terminaba todo aquello, pero en su contra me decía, bueno un día más en libertad.

Acortemos. Cuando el tan repetido día 2, el mismo Brigada al que me había presentado el anterior y decirle el Negociado donde en el Regimiento me habían dicho que me solicitaban, me dice "coge la maleta y acompáñame", un ligero temblor en las piernas y cierto cosquilleo en el estómago, que aderezaban el nerviosismo causado, y con la añadidura del calor reinante propio de la época y la ciudad en que se estaba desarrollando todo, ni metido en una sauna con una temperatura de sesenta grados me hacía sudar mas que lo hacía en aquellos instantes. Subimos unas escaleras de las llamadas de caracol con 108 escalones. A la entrada de la dependencia, y circundando una ventanilla existía un rotulo en letras negras en el que se leía "ZONA DE RECLUTAMIENTO Y MOVILIZACIÓN NUMERO 9". Aquel rótulo pareció causar en mi ánimo, el efecto de que hubiere sido mi epitafio. El Brigada que me acompañaba me presentó a otro del mismo empleo al que escuetamente le dijo: "Este es el mecanógrafo que habíais reclamado". El nuevo Brigada, se encontraba escribiendo a máquina, y recuerdo que mantenía un cigarro encendido entre sus labios, circunstancia que después pude comprobar lo hacía siempre, se limitó a decirme, que esperara un momento. Los segundos se me antojaban eternidades y yo ya deseaba que el desenlace que fuera a producirse, lo fuera lo mas pronto posible. Y llegaba lo que sería el "desenlace final".

Con su pitillo todavía entre los labios, mi último receptor me dice "sígueme". Tomamos un pasillo entre mamparas de madera y cristales, golpeó con los nudillos sobre la puerta de un despacho a la vez que decía, "¿Con su permiso mi Capitán?". Desde el interior del despacho se oyó la aquiescencia a la petición: "A sus órdenes mi Capitán, aquí le traigo a su nuevo mecanógrafo".

Tras intercambiar algunas palabras entre el Capitán y el Brigada, pero sin que nada tuviera que ver conmigo, el Brigada se despedía de su superior con el consabido "a sus órdenes mi Capitán", y me dejaba a mí, solo ante el peligro. Aquel Capitán, aparentaba tener de cincuenta a cincuenta y cinco años, barba rala, color sano, como solía decirse al describirse el color de la tez del rostro, en el ejército, y pelo canoso. Me dirigió una mirada de cierta indiferencia al tiempo que sacaba su "petaca" y de la misma echaba sobre la palma de su mano izquierda un poco de tabaco de picadura, lo normal para un cigarro que habría de liarse como generalmente se hacía entonces por la inmensa mayoría de los los fumadores. Hecho ésto, me preguntó que si fumaba; le contesté afirmativamente, me alargo su petaca y yo también vertí un poco de tabaco sobre mi mano. Lió su cigarro y yo permanecía con el tabaco en la mano, dado que no tenía papel de fumar y no me atrevía a pedírselo a él. En vista de ello, me dice "¿no tienes papel?", le dije que no y también me dio su librito del que tomé una hoja. Encendió su cigarro, yo había liado el mío, pero tampoco tenía con que encenderlo. Volvió a preguntarme. ¿Tampoco tienes candela? "No mi Capitán" le respondí y añadió él: "Pues vienes tú como para irte de juerga". Yo como todo caudal, llevaba un sello de correos que tenía reservado para escribir a mis padres comunicándoles el resultado que saliera de aquella, para mí odisea.

A no mas de un metro de distancia y a la mano derecha de la mesa del Capitán, había una máquina de escribir "Underwood", de carro pequeño, 90 espacios. Pitillos encendidos, y yo para mi interior tratando de controlar los nervios, me decía para mí: "¡Que sea lo que Dios quiera!" y llegó la traca final.

Me dice el Capitán; "Bueno ahí tiene tu máquina, vamos a trabajar que hay bastante trabajo atrasado". Sin saber cómo de momento conseguí serenarme, le dirigí la respuesta, la única posible. "Mi Capitán, yo no soy mecanógrafo ni he tocado siquiera una máquina de escribir en mi vida". Con una mirada de total extrañeza, me dice: "Es que se han equivocado al enviarte como mecanógrafo". Y en breves palabra le conté, que todo había sido fruto de mi insensatez al solicitar el destino cuando lo anunciaron.

Ahora sí, y como pensando para sus adentros, creo que preguntándose algo así, como "Que hago yo ahora con este tío". Transcurrieron unos momentos que a mí se me hacía interminable y que a su vez yo también, me preguntaba, vamos a ver lo que hace conmigo. Y, al final: ¡ALELUYA! Me dice: Tú tienes interés en aprender a escribir a máquina. Como no podía ser menos, le dije que era lo que mas deseaba en aquellos momentos. Pues, no te preocupes y si pones interés, verás como lo consigues. En aquellos instantes, me hubiera abrazado a él, y creo que hasta lo hubiera besado. Para mí, más que un Capitán, mas que un hombre, aquel era un Santo.

Unos veinte días después, trabajaba como mecanógrafo con unas trescientas pulsaciones por minuto y dedicaba el tiempo, para lo cual había sido destinado. Pocos meses después, me pasaban a otro Negociado más importante y pese a las protestas de mi Capitán, que era el que había conseguido que yo me hiciera mecanógrafo, y lo dejaran otra vez sin nadie que hiciera los trabajos a máquina, como lo ordenaba el Teniente Coronel Mayor, y en la mili "el que manda, manda", yo pase a desempeñar mi cometido a Mayoría, donde terminé el servicio militar.

Lo que aquellos conocimientos adquiridos, que pese a lo insignificante que pueda parecer hoy, entonces tenían su importancia, y a lo largo de mi vida posterior y en la Guardia Civil, supusieron la consecución de varios de los cometidos que desempeñé en el Cuerpo.

Decía que iba a ser breve, pero tratando de correlacionar los hechos paso a paso, se me ha ido el santo al cielo. Hasta la próxima entrada.