sábado, 31 de diciembre de 2011

Se nos va otro año, y van...



Cinco horas quedan de este 2011. Circunscribiéndome solo a esta Ciudad de Málaga, y por cierto de lo que nunca terminaré de dar gracias a Dios el que en 1950, fuera destinado a esta Comandancia cuando ingresé en la Guardia Civil, y digo me refiero solo a Málaga, en cada uno de los domicilios malagueños, se estará tramando seguramente algo relacionado con este final de año. Unos, donde se reunirá la mayor parte de la familia para celebrar la cena; otros citándose para reunirse en cualquier hotel, donde tras la cena, tomar parte en el cotillón que los mantendrá allí hasta altas horas de la madrugada o quizá hasta el amanecido; no faltará quienes estén llorando cualquier circunstancia grave sufrida por algún miembro de la familia, y así por el estilo, cada uno de esos hogares será un mundo distinto, incluso al de su limite físico. Yo, como me viene sucediendo desde hace ya algunos, bastantes años, en que voluntariamente me impuse el pasar esta fecha aquí, en mi casa, en solitario, suelo, como cualquier empresa al finalizar la campaña, hacer balance de resultados, de lo que ha sido el devenir de este año, y que irremediablemente se nos va dentro de pocas horas.

Por cuanto a mí personalmente se refiere, y sobre todo y, principalmente a mi entorno familiar más próximo, no ha podido ser mas rentable. De mí, salvo alguna que otra circunstancia por cuanto a la salud, sin mayor trascendencia, aquí sigo manteniendo una situación física de la que ojala siga disfrutándola por el tiempo que Dios tenga a bien conservármela. A ellos, nada adverso que de cierta importancia pueda reseñarse, tanto en salud física, como en el ambiente que en cada una de esas tres familiar que la conforman sigue respirándose, de lo que nada más pueda sentirse orgulloso un padre y abuelo, yo en este caso, y desde donde me llega todo ese cariño que en estos tramos postreros de la vida de una persona, conforman el principal aliciente para seguir gozándola.

No faltan en estas recordaciones, que al estar solo, sin nada ni nadie que te lo impida, te entregas también a recorrer todo ese tan largo pasado, haciendo parada y fonda en todas esas fechas que finalizaban, el año, y que uno a uno fueron acumulando también finales de décadas, de los 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90 y 100, y que aquí se daba también fin a un siglo, el XX, y en 2010, la primera década del XXI, y de la única que no la recuerdo, fue la de 1920, porque finalizaba cuando había cumplido solo cinco años. Cuán distintas lo fueron siendo esas décadas de las que hoy he traído al recuerdo, tanto en el plano personal como en el familiar, siendo solo dos de ellas, como para olvidarlas por completo, y que lo fueron las de los 30 y los 40, del pasado siglo. Pero no desbarremos y por el momento voy a quedarme con solo el resultado del año que tan próximo está a finalizar. Que en todas las cuestiones señaladas y alguna que haya podido quedar sin citar, el año que está a punto de acabar, colma todas mis aspiraciones y todos cuantos me queden por andar por estos andurriales, lo sean tan positivos como este 2011, y por último dedicar mi ultimo recuerdo a la que supuso tan largos años de felicidad en mi vida y me dejó a la sombra y cuidado de la cumbre en que fue el producto de aquella unión, de lo que solo tengo el pesar de que ella no pueda seguir gozándolo a la par que yo.

Hasta la próxima entrada y que dentro de 366 días, pueda hacer referencia a esta mi última entrada hasta hoy.

Todo esto cuanto he deseado para mí, quiero que llegue a todas esas personas que tanto quiero y como no me cansaré de decirlo, son el principal aliciente de mi vida.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad



Hoy es Navidad. Hoy, y no solo hoy, sino en estas fechas tan tradicionales de la Navidad, es cuando más rebuscamos en nuestros sentimientos y recuerdos, de todos esos seres que formaron, y lo siguen formando, parte de nuestro caminar por la vida.

De aquellos que se fueron para siempre, solemos retornarlos a nuestro sentir desde esos privilegiados espacios de nuestras almas, en los que moran desde que iniciaron su ausencia y donde abonados tienen sus alquileres a perpetuidad, cuando menos hasta tanto las nuestras Dios decida se unan a las suyas para la eternidad. Si un tanto difusas nos llegan sus imágenes, no por el olvido, sino por el tiempo transcurrido que todo lo deforma, sí todo lo que supusieron y nos aportaron para llenarnos de dicha, lo sentimos tan del momento, que aun nos hacen regodearnos como si lo fueran en aquellos momentos en que posiblemente no le dimos el valor de cuanto supuso en nuestro favor.

De los presentes, de los que nos rodean, aún cuando por causas ajenas a ellos, o a nosotros no los tengamos o estemos físicamente a su lado, cualquier gesto, una simple mirada, cualquier evento favorable para alguno de ellos, nos lleva a sentirlo y gozarlo al punto que va dejando ese poso que poco a poco se ha ido formando en nosotros, de lo que en nada puede comparársele a estos sentimientos afectivos, cualquier otro cúmulo de consecuciones de cualesquiera otra índole.

Si estos sentimientos, como cito anteriormente, afloran por estas fechas, a todos los mortales, cuando menos en todo, o casi todo, el entorno de nuestra civilización occidental, los cargados de años, al no tener otras ocupaciones que nos lleven a tener empeñadas nuestras actividades en cuestiones mas importantes, podemos considerarnos unos privilegiados y sentirnos como si las fiestas navideñas lo fueran durante todo el año, ya que cuanto a los demás les hace sentir de esa forma especialmente durante las mismas, nosotros lo estamos gozando a todo lo largo del día a día cotidiano, y se convierte en la "savia" que va alimentando y nutriendo nuestra esperanza de continuar viviendo.

Con el sentimiento embargado por la emoción de todo este cúmulo de sentimientos en estas tan señaladas Fiestas, vaya mi cariñoso y sentido recuerdo a todos mis deudos y muchos y cariñosos besos y abrazos, a los que Dios tiene todavía a bien que yo siga a su lado.

Hasta la próxima entrada.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sin dejar de llorar, pero de alegría


Creo que lo primero que debo hacer es dar gracias a Dios, por la felicísima noticia que ayer tarde recibía, como era el pase al segundo examen, por lo tanto tras haber aprobado el primero, por mi nieto Rafa, que a la vez como sabéis también es el editor de este humilde blog. En mi entrada del día 11 de noviembre pasado, la víspera de su citado primer examen, lo dediqué a él. Todo cuanto pensaba, deseaba y pedía, se ha cumplido. Como muchas veces he dicho , a la vez que los años se van acumulando sobre mí, mis sensibilidades se van disparando cada vez más, al punto que como en este caso, si las lágrimas derramadas, aunque de alegría, se convirtieran en puntuación para el próximo examen, que, creo ha de realizarlo el día 12 de enero próximo, se saldría de la lista, así que trataré de ser un poco mas humilde en mis deseos, y que también cuente con que su abuelo, volverá a estar junto a él, virtualmente se entiende, y seguro habré de insuflarle el ánimo suficiente para que como en el primero, salga tan airoso en el segundo, para lo que capacidad ni entrega no le falta, y, que del tercero, ya hablaremos.

Cada día que pasa, no me canso de dar gracias a Dios por esa felicidad de la que desde hace tantísimo años he gozado, aunque la única contrariedad, haya dejado esa profunda huella, que solo con acontecimientos como esta noticia de ayer, hacen que este trance, que cuando menos creo es el atardecer de mi paso por este mundo, siga, sintiéndome tan agradecido de esta DICHA que me acompaña, y no a mí, si no a todos los míos, y a todos los que tanto quiero, sigan recibiendo concesiones como esta y de las que tan merecedores son todos ellos, aunque, si Dios, a mí tampoco me olvida, será la dicha completa.

Rafita, recibe un fuerte abrazo de tu abuelo, el"Abuelo de Villaharta", Rafael.
Hasta la próxima entrada y a ver si motivos como el de hoy, no me faltan en lo sucesivo para continuar plasmándolos en estos "Recuerdos".

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cuando el recuerdo duele


Desde hace varios días se respiran aires navideños. Como creo señalaba en mi entrada anterior, son estas fechas por excelencia, las que nos traen a la memoria el recuerdo de aquellos seres que quisimos con toda nuestra alma, pero que hace algún tiempo se fueron de este mundo. Es por tanto inevitable traerlos a nosotros en esos actos u ocasiones en que damos cierto aire de celebración, pero que a su vez, tratamos de no exteriorizar nuestros sentimientos a fin de no contagiar con ello a todos nuestros circundantes, con lo que sin duda daríamos al traste al motivo por el cual hubiere sido proyectado.

Cuando los años vividos que rebasan más de lo deseado el número de ellos, y en consecuencia las sensibilidades llegan a dispararse ante cualquier adversidad, el mero hecho de guardarse para sí esos sentimientos, producen como suele decirse rebanar el alma y como apunto en el asunto de esta entrada, yo diría que, hasta duelen esos recuerdos. Quizá ese dolor que nos produce, sea el tributo, aunque yo estimo sería demasiado leve, que nos corresponda pagar a todo lo que nos aportaron esas personas y que a lo mejor fueron la principal causa por la que, nuestro discurrir por la vida fue, y lo seguirá siendo, toda esa dicha y felicidad de la que hemos venido gozando. Si el no acompañarlos en su ida, como en no pocas ocasiones nos preguntamos quizá hubiera sido nuestro deseo, el dejarnos aquí no tendría otro fin que el rendirles la pleitesía y agradecimiento que se merecieron.

Con esta entrada de hoy, quiero redimir esos momentos en lo que anteriormente cito que vienen a nuestro pensamiento sus recuerdos, para que en la ocasión en que hayamos de compartir celebración, me sea menos doloroso el dejarlo guardado solo para mí, sin añadir a los que sin duda también les sucederá lo mismo, acrecentar su dolor, y lo principal de esta entrada, sea el llevar hasta el lugar donde puedan encontrarse este recuerdo lleno del cariño que les tuve, y lo seguiré teniendo, que nunca lo será tanto como el que ellos me prodigaron.

Hasta la próxima entrada y FELICES NAVIDADES Y VENTUROSO AÑO 2012, para todos los mios, y quienes pudieran tener la deferencia de entrar en este mi blog.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡Valientes Navidades!



Faltaba una semana para que terminara el año de 1950. Eran las primeras Navidades que iba a pasar como Guardia Civil. Serían aproximadamente las doce de la noche de aquel 24 de diciembre, de lo que dentro de 10 días se van a cumplir SESENTA Y UN AÑOS, del modo y forma de que todos los míos sabéis como sucedió, y que para los demás creo ni les vendrá ni les viene, un disparo producido por el mosquetón de un compañero, que en unión de otro se hallaban de servicio, el proyectil impulsado por el mismo y atravesando el capote de paño, y el pantalón de la guerrera, me entró por la parte externa de la rodilla derecha y me salió por el creo que llamado hueco pupliter, o algo así, o sea por la corva de la misma pierna, produciéndome la herida propia de un proyectil del calibre 7´92, o sea de cierta importancia, y calificada de "Carácter menos grave". Empezaré diciendo que la localidad mas cercana de donde me hallaba y había médico, era Manilva de esta provincia, que distaba unos tres kilómetros de distancia. En el propio Cuartel del Puesto de Torrelasal, que era donde estaba destinado, con vendas me liaron tanto la entrada y la salida de la herida a fin de evitar en lo posible la abundante sangre que salía de las mismas.. El medio utilizado para mi transporte hasta la mencionda localidad, fue un mulo que nos fue facilitado por su dueño residente en un cortijo distante unos doscientos metros del Cuartel. Cerca de una hora tardamos en el recorrido y que por supuesto cuando llegamos, por el médico de la localidad solo me fue practicada una cura de urgencia consistente en taponarme debidamente las ante dichas entrada y salida del proyectil.

Para el regreso nuevamente hasta mi acuartelamiento tuve mas suerte, y fui llevado por el coche del Capitán de la Compañía que llego al recibir la noticia del hecho. En el cuartel permanecí toda la noche, aquella Noche Buena, primera en la Guardia Civil. El taponamiento del orificio de salida, no dejó de sangrar en toda la noche, al punto de que llegué a calar hasta el propio colchón de la cama

Sobre las ocho de la mañana siguiente, o sea del día de Navidad de 1950, con el propio vehículo del Capitán me trasladaron hasta un servicio de control permanente de la Guardia Civil que estaba establecido en Sabinillas, donde procederían a parar el primer vehículo que medianamente fuere mas o menos apto para mi traslado hasta Málaga.

La festividad del día, y los poquísimos vehículos que había entonces, me hicieron estar esperando hasta aproximadamente las diez de la mañana, en que un autobús, perteneciente a la Compañía del cantante, por cierto favorito mío, Antonio Machín que estaba actuando en Málaga, y que circulaba vacío, acompañado por el Guardia, que precisamente formaba pareja con el que me dio el tiro, me trajo hasta esta ciudad y donde ya cerca de las dos de la tarde fui ingresado en el entonces Hospital Militar, ubicado en la plaza junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, y donde precisamente llegué casi inconsciente por la gran cantidad de sangre que había perdido.

Tan pronto llegué a dicho Centro fui atendido por el Cirujano Comandante Médico Don Francisco Zamarrón, (hace pocos días leí en las esquelas del Diario Sur, el fallecimiento de la viuda, del desde luego excelente cirujano, Comandante Zamarrón), que posiblemente fué lo único que se hizo con cierta diligencia, o sea que estaba avisado y esperando para cuando llegara.

Fui encamado, recuerdo, en la Cama número 2 de la Sala de Cirugía del referido Hospital.

Mi primera determinación cuando fui herido, fue pedir no le comunicaran nada a mi familia, y por supuesto yo particularmente, tampoco lo hice. Quizá este hecho, pueda parecer, como mínimo extraño de que yo procediera de esa forma, Me base en dos premisas principales, o para mejor decir, únicas. La primera y particular evitarle a mis padres y hermanos, el sufrimiento al recibir la noticia, y la segunda y aunque hoy pueda parecer un tanto ridícula, el inmenso sacrificio que suponía el traslado de mis padres desde mi pueblo hasta Málaga con la añadidura de su pernocte en esta Capital, y que su economía solo se lo hubiere permitido, con la la solicititud de un préstamo a algún familiar o conocido del pueblo. Este sufrimiento padecido por ellos en nada me hubieran beneficiado a mí por cuanto a las heridas sufridas, así fue la causa o motivo que me llevó a tomar semejante determinación de ocultárselo a mi familia. Tuvieron conocimiento de todo lo sucedido en el mes de Agosto siguiente, o sea pasados ocho meses del acto, cuando fui con permiso y hubieron de darse cuenta porque aun todavía cojeaba visiblemente por los efectos de las herida sufrida.

Durante aquellas Navidades, fin de año y Reyes de 1951, ni una sola visita recibí de persona alguna en que viniera a darme siquiera compañía por unos momentos, y que dadas las fechas de que se trataba, ni un solo enfermo, excepto yo, se quedó sin sus respectivas visitas de familiares o amigos y que desde mis postración en la cama numero 2 de la Sala, contemplaba y oía todos los saludos, besos y conversaciones que aquellos amigos o familiares sostenián con los suyos. Pese a todo, me daba por satisfecho con la decisión tomada en ocultárselo a los míos.

Permanecí en cama sin levantarme creo que cerca de un mes. Fui dado de alta el día 18 de Febrero siguiente, aunque todavía no estaba totalmente curado, pero fue motivado, a que si permanecía en el hospital sin darme de alta, y rebasara mis estancia mas de 60 días, las heridas sufridas habían de ser consideradas como GRAVES, y el procedimiento iniciado como Diligencias Previas, hubiere tenido que ser elevado a Causa, pero esto son cuestiones jurídicas que no hacen al caso.

En los casi dos meses que estuve hospitalizado, solo recibí una visita de un Guardia de mi Puesto que fue a llevarme la paga del mes de Enero, porque la de diciembre ya la habíamos cobrado cuando sucedieron los hechos. Aparte de esa visita indicada, si estuvo en tres o cuatro ocasiones, el Guardia Santiago Lupión Toret, que fue el nombrado Secretario de las Diligencias que se instruyeron, y que lo hizo para tomarme declaración, y que incluso el Capitán que fue nombrado Juez Instructor de las mismas, ni siquiera apareció por allí.

Quizá, las circunstancias acaecidas en mi familia a partir de Diciembre de 1934, que se enlazaron con las de la Guerra Civil Española y todas las demás durante los cuarto o cinco años posteriores a la misma, creo hicieron de mi, lo que suele decirse de que "En la adversidad, se forjan los grandes corazones". Aquella soledad padecida durante cerca de dos meses, ninguna huella dejaron en mí para lo sucesivo, lo que visto hoy con las perspectiva de 61 años, yo mismo me pregunto como fue posible aquel comportamiento mío.

Como indiqué anteriormente fui dado de alta el día 18 de febrero de 1951. Esta misma fecha ha coincidido en varios acontecimientos mios personales más y que son los siguientes y pura casualidad. 18 de febrero de 1956, mi toma de dichos. 18 de febrero de 1957, el bautizo de mi hijo mayor, y 18 de febrero de 1997, mi fecha de alta cuando fui operado de corazón, cunado el fallecimiento de mi mujer.

Lejanos recuerdos, que junto a otros, muchísimos, mas felices, fueron conformando todo mi acontecer, y lo que sin duda llegan a que cada cual seamos la persona del modo y forma que somos,

Hasta la próxima y que esta entrada, aunque nada alegre, queda ya muy lejos para hacenos el que nos pongamos tristes.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Recuerdo al amigo


Ya soplan vientos navideños. El ambiente que se respira por la calle, las tiendas, y por cualquier parte donde haya medianamente un tránsito de personas, se percibe ese no se qué característico a lo que damos en llamar "ambiente", y siempre motivado por cualquier circunstancia o acontecimiento que se presume próximo, y en este caso concreto es la Navidad.

Estas festividades tienen de especial, el que solemos traer al recuerdo tanto y en primer lugar a los seres queridos que se nos fueron, a los que aún andan por estos mundos de Dios, los que estas cerca o junto a nosotros, y entre ellos, como no, también se encuentran los amigos.

Hoy, y por primera vez, dedico esta entrada en mi blog a un amigo del "alma." Si una de las causas de sentirse feliz en esta travesía que hacemos por la vida, se mide por las amistades que uno ha ido cosechando a través del paso de los años, yo creo he sido y lo sigo siendo, unos de los seres privilegiados que tuvieron la suerte de venir a ella. Pero, esa calificación de "amigo del alma", creo que solo debe hacerse a quienes consideramos como tales, que por cuanto ello encierra, y esto es solo una opinión personal, deben ser escasísimos a quienes los cataloguemos como tal. Yo, concretamente, clasifico así a dos de ellos.


Uno, del que creo en alguna ocasión lo he mencionado en algunas de estas entradas, llamado Francisco Fernández Campoy, que en mi pueblo, y entre la mayoría de las gentes era conocido por el apelativo de "Currito" y el que hace algunos años abandonó esta vida, al que con esta breve alusión lo traigo al recuerdo y le deseo Dios lo tenga en el lugar a que su paso por este mundo lo hizo merecedor.


El otro, del que gracias a Dios todavía se cuenta entre nosotros, quiero dedicarle expresamente esta entrada. Este, como digo, "amigo del alma", que todos los míos mas próximos sabéis de quien se trata, pero para quienes no lo sepan, les diré se llama ALFONSO PÉREZ PLAZUELO. Así, y como suele decirse a "ojos de buen cubero", nuestra amistad comenzó a fraguarse hace así como SETENTA AÑOS. Con mi amigo Alfonso, que en nuestro trato nos llamamos el uno al otro "pariente", es de esas personas a las que mas que apreciarse, se quieren. Un amigo así, como lo somos el uno del otro, es quien nunca te hace falta llamarlo, porque siempre está a tu lado. Es quien tanto se alegra de tus felicidad, como de la propia. Es quién tanto está pendiente de tus cuitas como de las suyas. Es quien tanto siente en carnes propias las adversidades tuyas, como las que a él le sucedan. Es quien nunca te preguntará para que lo quieres, si no cuenta con ello. Si a cualquiera en mi pueblo se le ocurriera, la improbable idea, más que nada por carecer de importancia, de hacer una pequeña encuesta en la que se preguntara, sobre todo a personas de mas de sesenta o setenta años, a quienes consideraría los mas amigos, de todo el pueblo, me aventuro a dar el resultado con mas del 90% de aciertos, que estos dos amigos entrañables, serían Alfonso Pérez Plazuelo-Rafael Galán Rodríguez, o Rafael Galán Rodríguez-Alfonso Pérez Plazuelo. Fueron, lo son y lo seguirán siendo hasta tanto Dios quiera, aquellos numerosísimos paseos el uno junto al otro, tratando de lo humano y lo divino, contándonos incluso esas confidencias que a solo los amigos suelen hacerse.


Este amigo, es a quien yendo yo a mi pueblo, por escaso que sea el tiempo que voy a permanecer allí, nunca regresaré sin haberlo visitado. Es de quien nunca regresaré allí, sin haberme despedido de él. Es a quien no saludaré ni despediré sin darle un abrazo y un beso. Es quien, si algún día, por decisión de Dios dejara de estar en este mundo, se llevaría consigo, miles, miles y quizá millones, del conocimiento de cuantos casos y hechos me fueron sucediendo a lo largo de toda mi existencia, y que sin reparo alguno y a sabiendas de que si con ello pudiera causarme cualquier circunstancia adversa, jamás revelaría cualquier confidencia que le hubiere sido hecha por mí.


Una de las circunstacias especiales que a través de los años venimos cumpliendo, es el que en las vísperas de estas fiestas que ahora se aproximan, las Navidades, nos dirigimos una carta, al uso de como o lo hacíamos desde hace mas de sesenta años, en que las comunicaciones solo eran posible a través de la correspondencia epistolar, y que incluso de que en periodos bastante frecuentes, ahora solemos llamarnos por teléfono, mantenemos ese rito de mandarnos nuestra cartita felicitándonos por Navidades y Año Nuevo.


Pariente dentro de unos días, te escribiré y llegará lo que te diga a través del correo postal, pero esta entrada en mi blog, va dedicada enteramente a ti "MI AMIGO DEL ALMA".


Hasta la próxima entrada.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Triste recuerdo




Esta tarde se cumplen 18 años de la primera operación que sufrió mi mujer, después pasamos un año maravilloso, pero pasado ese periodo, comenzaron a sucederse las operaciones, hasta el desenlace final.



Todo lo de escueto que pienso hacer este relato, lleva de sentido recuerdo hasta aquella víspera de la Inmaculada, en que comenzó la cuenta atrás en la desaparición de este mundo de la mujer, que marcó etapa tan larga y feliz en mi caminar por la vida.

Cuando se aproximan las fiestas Navideñas, en las que parece más se echan de menos los seres queridos que nos dejaron, y aunque procuramos ocultarlo a los demás que aún están por aquí, aunque con seguridad éstos tratarán de emularnos, se nos encoje el alma trayéndolos a nuestro recuerdo, y dediquémosles esa oración pidiéndole a Dios los mantenga en el lugar que por su comportamiento durante su paso por esta vida, se hicieron merecedores. Así sea.


Hasta la próxima, que sea recordando efemérides mas alegres.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Festividad de Santa Bárbara



Hoy 4 de diciembre celebra la Iglesia la festividad de Santa Bárbara. En dos situaciones diferentes, la festividad de Santa Bárbara era la patrona de la actividad o destino en el que me hallaba inmerso.

Años hace celebré esta fiesta tal como la patrona del oficio que ejercía, allá por 1944, que era la de minero. Pese a que ha sido la actividad, no que no estaba contento en ella, sino que casi llegué a odiarla, sin embargo aquel 4 de diciembre del mencionado año de 1944, en compañía de casi la mayoría del personal jornalero de mi pueblo, que a la sazón trabajábamos en la mina, el que por primera vez, en este caso lo digo por mí, ya que muchos lo hacían desde uno o dos años antes, el contar con un día en el que no se acudía al trabajo y encima percibirías el jornal correspondiente, suponía una novedad, dado que en el trabajo en el campo del que yo procedía al incorporarme como minero, en todo el año se tenía un solo día en el que sin trabajar obtuvieras el estipendio correspondiente a una jornada de trabajo, era motivo mas que suficiente para su celebración.


Dado a que el paro era inexistente en aquellas fechas al ser absorbido por la ocupación en la extracción del mineral, que pese a su provisionalidad, fue constituida la empresa denominada Coto Hullero la Ballesta, por la gran carencia
que las consecuencias de la guerra civil española llevaba arrastrando, entre otros del carbón, el aporte de aquellos sueldos, aunque no elevados, si superiores en una proporción importante a los que se percibía en las faenas agrícolas, me recuerda el ambiente casi de euforia que se vivía en la localidad, y es que cuando un pueblo acostumbrado a vivir desde muchos años atrás con las temporalidades de paro que la finalización de las dos o tres campañas que se daban en el campo, suponían la total carencia de ingresos en la inmensa mayoría de los hogares, que arrastraban al endeudamiento de la clase obrera, al punto de supeditar sus ingresos para la próxima etapa de trabajo en pagar las deudas contraídas en su tiempo de carencia de actividad laboral, y así creo se venía sucediendo año tras año, desde sepa Dios cuando. Este caso caso, de la seguridad en el empleo durante todo el año, era lo único que para mí suponía la clase de trabajo a que estaba sometido en el interior de los pozos, y miento, había que agregarle también unas pequeñas cantidades de alimentos de primera necesidad se nos entregaban todas la semanas, previo pago de su importe, que era sin duda incluso de superior valoración al jornal que se percibía, ya que los años cuarenta del pasado siglo, en particular hasta pasada mas de la mitad de la década, fueron los denominados, con toda razón, los años del "HAMBRE". El siguiente año, 1945, igualmente, también fue celebrada en iguales términos que la anterior, dado que aún permanecía laborando en el interior de aquellas "gazaperas", que eran para mí la clase de galerías por donde habíamos de circular o permanecer en el trabajo.

Como todos los mios sabéis, mi trabajo como minero me hubiere permitido no incorporarme al servicio militar, si durante el tiempo que mi Reemplazo, o quinta, como lo llamábamos en el argot popular, hubiera permanecido en dicha actividad, pero no yo, si no la inmensa mayoría de los jóvenes que a ello nos dedicábamos, cuando llegaba la hora de marcharnos al ejército, voluntariamente lo preferíamos, antes que continuar con aquellas, como digo antes casi odiada actividad. Así por tanto cuando en 1946 fue llamado a filas mi Reemplazo, allá que entre otros, yo, decidí incorporarme y hacer "la mili".

Como quiera que una vez incorporado fui destinado al Arma de Artillería, cuya partrona es también Santa Barbara, había cambiado totalmente de actividad, pero no de Patrona. La primera celebración de la de los artilleros, pues da la circunstancia de que todas las armas y cuerpos del ejercito, sus clases de tropa de la inferior categoría se les denomina Soldados, a excepción de los de Artillería que son artilleros, fue tal día como hoy del año de 1946, cuya celebración la recuerdo con gran cariño y los fue, además de totalmente gratis muy superior a las que hice como minero, incluso se nos obsequió con una novillada en la que intervino el entonces famoso matador de toros Pepe Luis Vázquez, que por haber hecho el servicio militar en el Regimiento de Artillería en el que yo fui en principio destinado, se ofreció actuar desinteresadamente, matando dos novillos, que sobre todo con el capote., de lo que era un verdadero maestro y artista, nos deleitó con dos soberbias faenas Al siguiente año, y aunque tampoco estaba destinado en el Regimiento, como me sentía artillero, acudí a la celebración de la patrona Santa Barbara,y que ese segundo año nos faltó la novillada.

Gratos recuerdos de aquella lejana juventud que nunca mas volverá, pero no por ello despotrico de mi situación actual, que siempre como ahora y mejor lo que Dios quiera. Hasta la próxima.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Doce lustros



[Nota del editor: soy plenamente consciente de que la fotografía que acompaña la entrada de hoy no representa a su contenido, pero en mi ardua tarea de búsqueda de imágenes, hoy empecé a buscar por "doce lustros" y el segundo resultado que me aportó el tío Google fue la imagen de un histórico. Evidentemente, no me pude resistir]


A esta hora de hace en estos momentos SESENTA AÑOS, estaba recién llegado o próximo a llegar a las oficinas del entonces 37º Tercio de la Guardia Civil, radicado en el número 9 del Paseo de Sancha en esta ciudad,y donde actualmente se encuentra ubicado un organismo oficial, creo que de la Junta de Andalucía y relacionado con Turismo, y a cuyas oficinas iba destinado en principio provisionalmente. En aquellos instantes, hacía poco mas de media hora había salido de prestar mi servicio nocturno en el muelle de Málaga, precisamente en la Puerta de Colón, y para mayor comodidad yo solo, por espacio del reducido tiempo comprendido entre las ocho de la noche a las ocho de la mañana, del siguiente día, o sea doce horas que eran las que en los servicios de línea se prestaban en el Puesto de la Aduana, sin que ni un solo día de la semana se estuviera libre.

Pese a la onerosa carga de horas de servicio que llevaba sobre mis espaldas, caminaba hacía mi nuevo destino con una de las grandes alegrías recibidas en el transcurso de mi vida.

Durante algo más de dos años, de los dos y medio servidos en el Ejército, de abril de 1946 a septiembre de 1948, ambos inclusive, los pasé destinado como mecanógrafo en las oficinas de la Capitanía General de la II Región Militar, en Sevilla y no es que cuando me incorporé a dichas oficinas, yo fuera mecanógrafo, si no que lo conseguí como todos los mios sabéis tras una de las peripecias mas osadas de toda mi vida, pero en fin esto ahora no viene al caso. Como cuando me incorporé al Ejército dejaba atrás no menos de diez años de ocupaciones trabajando en el campo, e incluso, el ultimo trabajo en una mina de carbón, digo cuando mis jornadas en la mili lo eran trabajando cómodamente en unas oficinas, pero de las que solo percibía como remuneración cincuenta céntimos diarios, creo no pasaba ni un solo día auto preguntándome, si algún día, aquel trabajo que yo realizaba lo fuera compensado aunque fuera con un sueldo medianamente justo, me sentiría el hombre mas feliz del mundo. BUENO PUES ESOS DESEOS QUE TANTA ILUSIÓN ME IMAGINABA PUDIERAN APORTARME, SE COMENZABAN A CUMPLIR CON MI INCORPORACIÓN A LAS OFICINAS DEL 37º TERCIO DE LA GUARDIA CIVIL, aquel lejanísimo día 1º de diciembre de 1951. Pero sin lugar a dudas, muchísimo más de lo que suponía estar en un trabajo que me encantaba, remunerado, no excesivamente, pero sí bastante superior a los percibidos hacía años en trabajos mucho más duros, este destino ya como Guardia Civil, me supuso pasando el tiempo un cambio radical en el modo y forma de vivir, y que dio lugar, por esas casualidades de la vida, que a escasos dos meses de incorporarme a mi nuevo destino, conocí a la mujer que al fin me proporcionó, no solo cuarenta y cinco años felicísimos de mi existencia, si no toda la descendencia de que a estas alturas de la vida comportan la mayor de las riquezas de que ni siquiera hubiere podido soñar entonces.

El discurrir de la vida de una persona está jalonada de infinidad de casualidades que llevan a continuar o desviar el curso de la misma, en las que unas veces la perjudican, otras no la varían y otras las benefician, y que doy gracias a Dios que en mi caso particular, siempre, siempre, siempre lo fueron en esta última de las direcciones.

Si cuando aquella mañana del primero de diciembre de mil novecientos cincuenta y uno, se me hubiere explorado el deseo en mi situación particular y familiar, para cuando se cumplieran el paso de SESENTA AÑOS, seguramente no habría tenido la suficiente claridad de ideas para pedir lo fuera tal cual hoy, 1º de diciembre de 2011, gozo de la completísima felicidad de la que me veo rodeado, y como no, los más o menos años que me resten de estar en este mundo, me la conserven, o cuando menos sobre todo y especialmente a todas las personas de mi entorno, a las que tanto quiero, y sentir, que aquella que fue la principal artífice de esos logros no pueda compartirlos, por haber sido seguramente llamada por Dios para otros menesteres.

Bueno, no terminemos con tristeza lo aquel ya lejano día traído hoy a colación a este mi blog supo llegar hasta hoy con todas las felicísimas metas alcanzadas en mi vida.

Hasta la próxima.